Íñigo Rodríguez, muy concentrado ayer elaborando un plato en El Hotel Pacha.

Íñigo Rodríguez, chef manager del restaurante de El Hotel Pacha desde hace 11 años, es uno de los semifinalistas de la sexta edición del concurso Cocinero del Año. Rodríguez, que competirá con otros siete chefs por pasar a la final que se celebrará en el salón Alimentaria el año que viene, ensaya una vez a la semana el menú con el que participará en la semifinal.

—¿Cómo se está preparando para este concurso?

—Para llegar a la semifinal tienes que enviar un menú completo, de primer plato, principal y postre cuyo coste no debe superar los 18 euros. Iré con David, que es mi ayudante desde hace seis años. Practicamos elaborando el menú una vez a la semana como si estuviéramos allí para que sea un plato habitual y así poder calcular los tiempos. En la semifinal tendremos cinco horas y no es lo mismo elaborar un menú en tu cocina, que lo tienes todo calculado y sabes donde está todo, que en una cocina que no es la tuya. Queremos tenerlo todo claro para que una vez allí no surjan dudas.

—¿Cómo podrías definir que es tu cocina?

—En El Hotel Pacha llevo 11 años trabajando; hacemos menús degustación basándonos en la cocina Mediterránea con toques de autor.

—¿Cuál podría decir que es su plato estrella?

—El flaó que hicimos para el libro de La nueva cocina ibicenca es uno de los platos que con el paso del tiempo y los cambios de menú sigue encantando a la gente; lo comen de otra manera, pero siguen encontrando el sabor tradicional. Ahora estamos trabajando bastante con la algarroba y, de hecho, en el nuevo menú degustación de primavera introducimos un bizcocho de algarroba.

—¿Qué le ha animado a presentarse al concurso Cocinero del Año?

—He participado en otros concursos; he sido finalista en el Campeonato de Cocina de Balears, tres veces finalista en Madrid Fusión y también participé en la anterior convocatoria de Cocinero del Año. Siempre tienes el ‘gusanillo’ de participar en concursos de cocina porque haces contactos que quizá te sirvan más tarde, vives una experiencia muy bonita, conoces gente y te sirve como experiencia para conocer y ampliar nuevos caminos en la cocina.

—¿La cocina es una disciplina en evolución?

—Absolutamente. Hay que seguir evolucionando siempre. Toda la oferta gastronómica que está llegando a la isla nos sirve a los demás para que espabilemos porque si no, te quedas atrás. La cocina es una experiencia del día a día y una evolución diaria. Siempre he tenido claro que quería dedicarme a la cocina.