Con la edad de Cristo casi recién cumplida y dispuestos a «entrar en Jerusalén en borriquilla, como hizo Cristo» es como llegan Siniestro Total mañana al Sant Pepe Rock de Sant Josep, que arranca a las 21,00 horas en el campo de fútbol de la localidad y en el que también actuarán MRC y Los Zigarros. La entrada es gratuita.

—¿Cómo sientan y a qué saben los 33 años en la música?
—Julián Hernández: «Haremos como Cristo hizo con esa edad, entrar a Jerusalén en borriquilla. Estamos en ese momento en que parece que estamos en capilla; no nos han cruficado y por eso estamos contentos. Estamos contentos por estar vivos porque ya es bastante milagro sobrevivir en un país en el que la música es un desastre absoluto y es un drama. Es cuestión de cabezonaría y trabajar y mucho trabajar a lo largo de los años. Resulta curioso llegar a una edad así en la música, pero si la maquinaria funciona, tenemos ideas y va bien, ¿por qué no seguir?

—¿Cómo podría definir el momento que está viviendo la música en el país?
—Somos el último eslabón de la cadena social y la subida del IVA ha sido la punta del iceberg. Un país que tiene como tópico que hay música por todas partes y no es cierto porque la música en España es una excepción. Así como en países anglosajones tienen música en todas partes y a todas horas, en España no sucede lo mismo porque de hecho no hay más que ver las normativas y trámites para poder tocar; esto es algo insólito. No hay más que ver que la música siempre ha sido una asignatura maría en los planes de estudios, que estaba ahí por figurar y ahora directamente va a desaparecer cuando en otros países europeos es una asignatura obligatoria. La música no interesa nada en España, ni siquiera a los intelectuales que la consideran un subproducto cultural.

—¿En qué han cambiado sus letras a lo largo de los años?
—Antes la máxima era decir el mayor número de barbaridades en el menor tiempo posible y ahora seguimos manteniendo esto, pero sí que es cierto que las alargamos en algunos párrafos más.

—Con una treintena de años de experiencia, ¿qué opina de formatos televisivos musicales?
—Son programas de televisión, espectáculo. Nada tienen que ver con la música. Es como si pensáremos que Sálvame es un buen ejemplo de relaciones humanas.


—¿Qué encontrará la gente que acuda mañana al Sant Pepe Rock?
—Pues presentamos un concierto de rock en el que habrá temas nuevos y sacaremos la artillería pesada de varias épocas; será un concierto divertido en el que pretendemos marcar un antes y un después en la música occidental. Hemos actuado más veces en la isla; tenemos un sex appeal y una presencia física imponente y arrolladora que encantará a quienes no nos conozcan. A esto hay que sumar un nivelazo intelectual  importante porque durante el concierto la gente podrá intervenir y plantear sus dudas sobre la sexualidad, la vida o el macramé, lo que surja.