Sant Jordi celebró ayer la segunda edición de la gincana fotográfica organizada por el Club de la Moto Clàssica d’Eivissa i Formentera.

Una decena de participantes tuvieron ocasión de montar en auténticas joyas de dos y tres ruedas con el objetivo máximo de disfrutar del asfalto de un modo especial, recorrer algunos de los lugares más bellos o emblemáticos de la zona y, de paso, llevarse un bonito recuerdo gráfico tomando numerosas instantáneas.

Los concursantes partieron de la plaza de la iglesia y debían encontrar una serie de rincones, monumentos, edificios o paisajes. Solo contaban con algunas pistas -ideadas por Paco ‘Palleva’-  que les condujeron hasta sitios como Cap des Falcó, Es Cavallet o Ses Salines, entre otros.

Pero estos diez equipos no fueron los únicos afortunados que pudieron gozar de la exposición de motos y coches de época.

Cerca de la iglesia, se exponían mitos clásicos nacionales de marcas como Bultaco, Impala, Montesa y Ossa, cuyas carrocerías brillaban por el radiante sol y cegaban a los fascinados amantes del motor más nostálgicos.

Entre las motocicletas, había modelos de casi 80 años, como una Peugeot P-111 de 1936, propiedad de Guillermo Planells. Este tesoro de dos ruedas se utilizó en la Segunda Guerra Mundial y ayer exhibía todos sus complementos militares, con un falso fusil incluido.

Una Ariel, empleada en 1945 por el ejército nazi en Egipto, también llamó la atención de los visitantes por su perfecto estado y elegantes líneas.

Entre los coches, también deslumbraron modelos próximos como un Seat 600 o un Citroën Diane 400 y otros más llamativos como un MG Magnette ZB de 1957, un Triumph TR3, un Volvo 1800E de 1966 o un Renault Caravelle.