Un total de 211 municipios catalanes participaron ayer en la tercera oleada de consultas soberanistas que empezó el sábado con votaciones en Esparreguera y en la comunidad catalana que reside en Irlanda y que terminó a las 20 horas con el cierre de los colegios electorales.
La participación media registrada en las consultas celebradas se ha situado en torno al 20%, prácticamente igual que en la anterior oleada (21%), aunque en esta ocasión figuraban capitales como Girona y Lleida y ciudades como Reus, Manresa e Igualada.
Según los datos facilitados por la Coordinadora Nacional de las consultas, la participación media ha sido del 20%, un porcentaje que, aunque no es elevado, sí que ha sido valorado por los portavoces de las entidades convocantes.
El diputado y portavoz de la Coordinadora, Uriel Bertran, recordó, en este sentido, que en la tercera oleada de consultas eran 211 los municipios con referendos y que entre ellos figuraban muchas capitales de comarca, por lo que «el reto» de conseguir una buena participación era importante.
Constitucional
El portavoz de la coordinadora nacional de las consultas independentistas, Uriel Beltran, destacó que ésta es una cifra «notable» y «muy importante». En este contexto, pidió al presidente de la Generalitat, José Montilla, que participara y fuera a votar. Asimismo, resaltó que la consulta sobre la independencia «tiene que pasar por encima del Tribunal Constitucional y de la sentencia sobre el Estatut porque plantea abrir un nuevo horizonte».
El alcalde de Lleida, el socialista Àngel Ros, que no votó en la consulta, argumentó su decisión remitiéndose al nuevo Estatut de Catalunya. «Mi modelo de desarrollo de Catalunya y de enlace con España y Europa es el Estatut, que ha de ser válido en toda su integridad», afirmó. A pesar de la postura del alcalde, el Ayuntamiento cedió para la consulta varios centros.
En Reus, el presidente del Parlament, Ernest Benach, destacó que participar en las consultas «es una manera de expresar» todo lo que ha pasado en torno al Constitucional y su imposibilidad para dictar sentencia, pero quiso dejar claro que no son procesos «vinculantes».