El imponente yate del propietario ruso fondeó a pocos metros de un party boat. Foto: TONI ESCOBAR

Figueretes se despertó ayer con la presencia del megayate ‘A’, una embarcación propiedad del multimillonario ruso Andréi Melnichenko, de 40 años, que hizo fortuna en Rusia a principios de la década de los 90. Rodeado por los barcos que habitualmente sirven para celebrar ‘party boats’, el megayate no pasó desapercibido para todos los residentes y visitantes que recorren el paseo de Figueretes de buena mañana. Su diseño se asemeja más a un submarino que a un yate convencional, aunque Melnichenko pagó lo que pagó (263 millones) al diseñador francés Philippe Starcks para distinguirse del resto de barcos que llegan a los puertos. No es la primera vez que aparece en las Pitiüses, pero cada vez que llega se convierte en una gran atracción. El yate más caro del mundo no pasa desapercibido para nadie.

La embarcación tiene unas medidas de 120 metros de eslora y 19 metros de manga. En total, el navío tiene espacio para 14 personas y los sistemas de apertura de las puertas de las habitaciones costaron 32.000 euros cada uno. Unas 40 personas trabajan a diario en el yate cada vez que sale a la mar. En el megayate pueden encontrarse tres piscinas, aunque en las fotografías no puedan distinguirse, y varias discotecas. Los costes de mantenimiento son de unos 20 millones al año, aproximadamente, y llenar los depósitos de combustible cuesta, nada más y nada menos, que 407.000 euros. Además, en el barco hay heliopuerto y capacidad para otras embarcaciones auxiliares para que los invitados de Melnichenko puedan ir a tierra. No es difícil de imaginar lo que se gastarán cada vez que llegan a puerto de compras o a cenar.

Evidentemente, el dinero no es un problema para Andréi Melnichenko, que está entre las cien mayores fortunas del mundo, con un patrimonio que supera los 10.000 millones de dólares.

Hablar de millones causa escalofrios casi siempre, pero si comparamos lo que vale el barco (263 millones) y algunos de los presupuestos más cercanos, provocará aún mayor estupefación. Para hacernos una idea, el Ayuntamiento de Eivissa cuenta con un presupuesto anual de 50 millones, es decir, con lo que pagó el multimillonario ruso por su ‘A’ se podrían multiplicar por cinco los servicios municipales en Vila y aún sobraría dinero para hacer más cosas.