Antes de iniciar el vuelo de Air Europa entre Palma y Eivissa, el comandante del pequeño avión saluda de uno en uno al pasaje, algo que no es habitual. Tampoco las palabras que durante el vuelo dirige a los viajeros tienen desperdicio, por lo entrañables y por cómo hace uso, de forma cercana, el lenguaje coloquial. Y es que el comandante Emilio Marchesi, nacido en La Coruña, es un tanto especial.

¿Desde cuándo vuela?
—Llevo en este oficio desde mis 18 años, aunque comencé a los 17 mis primeros vuelos como alumno. Me voy a jubilar pronto.

Horas de vuelo
—Muchas, tendría que contabilizarlas porque antiguamente había registros diferentes, que llevaba entonces la autoridad correspondiente. Ha cambiado la manera y el método, pero calculo que más de 17.000.

¿Con qué aviones ha volado?
—Desde aviones en los que no teníamos ni radio y los poníamos en marcha a golpe de brazo desde el exterior, hasta los más actuales, como este estupendo ATR que estamos volando en estos trayectos interislas con Air Europa-Swiftair, ambas aerolíneas de primera.

¿Es cierto que los comandantes, en general, tienen cierto aire de superioridad al resto de la gente?
—No lo creo. Somos profesionales que prestamos servicios en los más diversos lugares del planeta como un trabajador más. 

¿Conoce a otro comandante, español o extranjero, que haga lo que usted, saludar al pasaje de uno en uno? Porque no es muy habitual lo que hace.
—No dudo que los haya. Es posible realizar esta bienvenida en aviones como los nuestros en los que el número de pasajeros lo permite. En un 747, un 320, un Convair 990 ya retirado u otro de similares características con 200, 300 ó 400 pasajeros no es posible por razones obvias.

El que lo haga, ¿va con su carácter?
—Desde luego, pero hay tres razones importantes: la primera es que mis pasajeros pongan cara a quien tiene el mando en la aeronave; la segunda es que sé positivamente que crea buen ambiente para el vuelo, da confianza, con lo que todo se hace más fácil para mi tripulación y para ellos mismos, y, la tercera, es que hay ocasiones en que acceden personas que pueden presentar un peligro potencial para la seguridad del vuelo o molestias para el pasaje. Está escrito y reglamentado clarísimamente. Este breve saludo me da opción a identificarlos.

¿Lo ha hecho siempre, incluso en vuelos más largos? ¿Hasta en esos días que uno no está de humor? 
—Lo del humor, o estado de ánimo, hay que superarlo cuando se trata de la seguridad de nuestros aviones y el trato al pasajero.

¿Qué opinan sus compañeros de vuelo o de trabajo?
—Las buenas maneras y la educación no significan relajar un ápice la firmeza, atención, concentración, capacidad de mando y decisión necesaria, siempre consensuada, porque incrementa notablemente la seguridad. Mis compañeros de ésta o cualquier otra compañía aérea coinciden en su mayoría conmigo.

Y la compañía para la que trabaja, ¿qué dice?
—Apoya siempre a sus comandantes.

¿Tiene calculado el tiempo que emplea en saludar?
—Sí, son dos o tres minutos, en que los que me hago una idea clara del pasaje que transporto en un particular vuelo. Puede ser de lo más variado, como puede usted imaginar. No es lo mismo un equipo deportivo que acaba de ganar una competición que vienen felices o pasajeros que lo están pasando muy mal por razones de salud, familiares o personales. A estos últimos los tengo siempre muy presentes.

¿Nota si la gente se sorprende cuando se acerca a saludar? ¿Qué le suelen decir?
—Normalmente mis pasajeros lo agradecen, se relajan y hacen un vuelo sin tensión y tranquilos. Pretendo que lo disfruten.

¿Lleva alguna chuche en el bolsillo por si aparece algún crío entre el pasaje?
—Mire, pues no, pero es una buena idea y lo haré siempre que sus padres o tutores lo permitan. Gracias por la sugerencia.

¿Ha notado alguna vez algo en alguien que no le haya gustado? Si es sí, ¿reacciona de alguna manera, les dice algo…?
—Sí, todos somos diferentes y es recomendable que lo seamos. Hay personas a los que no seduce este tipo de actuación, pero el comandante soy yo, hago lo que creo conveniente para la seguridad del vuelo, que incluye lo dicho. Las críticas siempre las medito y considero. 

¿Se suele dirigir al pasaje durante el vuelo a través de la megafonía? 
—Lo hago para mantenerlos informados de cualquier eventualidad: un retraso, un posible desvío a un aeropuerto alternativo por mala meteorología en destino, algo destacable de las vistas, ruta o características del avión. Adelantarme para advertir ante una posible eventualidad es conveniente. En un avión, mis pasajeros son parte de mi tripulación y me gusta comunicar cualquier posible incidencia en el desarrollo del vuelo y dar soluciones, que las hay.

¿Qué podríamos añadir más? 
—Pues mire. Quisiera agradecer a todo el personal de Air Europa, Swiftair, a nuestra agencia estatal AESA, personal de aeropuerto, a nuestro mantenimiento tan eficaz, al Centro de Control Aéreo. Pero, sobre todo, quiero agradecérselo a todos ustedes: la gente de estas Islas nos hacen sentir como en casa. Por último, debo decirle que evito ser popular o mediático. Amo mi privacidad, adoro leer, escribir y hacer mi ejercicio diario en soledad. Esta entrevista la hago por voluntad propia, pero ya sabe usted que uno es encantador y simpático hasta que empieza a creérselo y yo no me creo nada. Soy uno más entre este grupo de profesionales con los que vuelan ustedes en estos magníficos aviones. De lo mejorcito, se lo aseguro.