Un buen postre es la mejor manera de culminar cualquier comida. Tras uno o dos platos más o menos generosos, la razón nos recomienda recurrir a una pieza de fruta, tanto por motivos de salud como por las deliciosas opciones que nos ofrece el campo, especialmente en esta época.

Sin embargo, la repostería tradicional de las Pitiüses también nos ofrece una atractiva alternativa, igualmente saludable, siempre que haya mesura. Además, su consistencia y, en algunos casos, su juego entre lo dulce y lo salado convierten a los postres elaborados de Eivissa y Formentera en una opción válida para cualquier momento del día.

En el Mercat Nou de Vila podemos encontrar flaonsorelletescoques y cocarrois en el puesto del Forn de Can Bufí. Maria Ferrer, empleada del negocio, define el flaó como el postre ibicenco por excelencia: «Lo piden tanto residentes como turistas y, además, como lo vendemos en porciones (a 12 euros/kilogramo), es apto para cualquier ocasión, tanto para una comida con invitados como para desayunar o merendar».

Con una base de harina de trigo, huevo y leche, el flaó también contiene ralladura de limón, herbasana, y, en el caso de este puesto, hasta tres tipos de queso (de vaca, cabra y oveja). «Suele gustar, aunque siempre lo damos a probar cuando la gente no lo conoce porque tiene un sabor muy peculiar», comenta Ferrer. «Es una lástima que no se venda en otros sitios, como las ensaimadas», lamenta al ver cómo el tradicional postre mallorquín triunfa en todo el archipiélago mientras que el flaó apenas ha salido de las Pitiüses.

Otro de los reyes de la repostería pitiusa son las orelletes. Este dulce de masa frita no falta en ninguna ballada pagesa o fiesta patronal y goza de mucha popularidad. En el Forn de CanBufí está disponible hasta en cuatro tamaños: grande (1,10 euros la unidad), mediana 90 céntimos de euro), pequeña (65 céntimos) y mini (30 céntimos), para adaptarse así a todas las necesidades.

«Llevan huevo, leche, harina de trigo, manteca de cerdo, esencia de anís y azúcar –explica Ferrer– y nadie puede resistirse a ellas, excepto cuando hay impedimentos médicos con el dulce».

Tras flaons y orelletes, las coques ocuparían el tercer escalón de un hipotético podio de la repostería local. Las variantes más comunes son las de pimientos acompañadas de aceitunas negras; las de acelgas con uvas pasas y las de gató, un pescado de pequeño tamaño que le aporta un toque marinero.

Su sabor, predominantemente salado, hace que no se suelan servir como postre, encontrando su lugar en aperitivos informales o como pieza de desayuno o merienda.

Prima hermana de las coques, encontramos los cocarrois, que vendrían a ser lo mismo pero con una masa cerrada que contiene dentro el relleno, en lugar de una masa plana con los ingredientes encima. Así, los cocarrois, originalmente también se rellenaban de acelgas y pasas, aunque en los últimos años se ha diversificado mucho y admite muchas más opciones.

En el Forn de Can Bufí, por ejemplo, disponen de cocarrois tradicionales, de sofrit (rellenos de un pisto que contiene verduras variadas como pimiento, tomate, berenjena, cebolla y calabacín), de atún (todos ellos a 1,50 euros la pieza) y también cocarrois de pollo (1,80 euros por unidad).