Jorge Pardo y Abe Rábade y sus respectivos grupos demostraron un gran nivel. Foto: ARGUIÑE ESCANDÓN

El broche final a esta edición del Eivissa Jazz Festival no pudo ser mejor. Los culpables de dejar un magnífico sabor de boca a los presentes ayer por la noche en el baluard de Santa Llúcia fueron las formaciones del pianista gallego Abe Rábade y el saxofonista y flautista madrileño Jorge Pardo.

El primero de ellos, todo un veterano de este festival, demostró que se encuentra como pez en el agua sobre el escenario. Y eso que en esta ocasión actuó en compañía de Eivissa Jazz Experience’15, un quinteto formado por Marti Serra, Vicenç Solsona, Francis Pose y Guillermo McGuill, que nunca había tocado antes y que no lo volverá a hacer después. Algo que no importó lo más mínimo ya que todos tenían en común el haber participado en el pasado en alguna edición del festival y ofrecieron un magnífico repertorio de composiciones originales creadas por ellos mismos.

Mientras, Jorge Pardo, junto a otros seis compañeros, entre los que destacó Josemi Carmona con la guitarra flamenca, dejó claro por qué está considerado uno de los músicos de jazz españoles más importantes en todo el mundo, ofreciendo un concierto en el que fusionó con gran acierto el jazz con el flamenco. No en vano, aunque a él no le guste reconocerlo, está considerado como uno de los precursores del estilo conocido como jazz-flamenco. En este sentido, junto a Enrique Rodríguez a la trompeta, Pablo Baez al contrabajo, Jacques di Costanzo a la marimba e Israel Varela a la batería, demostraron que les une una conexión casi mágica ofreciendo tonadas y notas que hacían recordar inevitablemente al sur de España.

Fue el broche perfecto para un Eivissa Jazz Festival que en 2016 tiene intención de cambiar de formato. Según el nuevo consistorio de Vila, organizador del evento, «la intención es volver a convertir el festival en un concurso de jóvenes talentos a nivel nacional con la intención de devolver al certamen al lugar que le corresponde en el panorama nacional». Un lugar que, viendo el nivel de estos tres días, nunca ha perdido.