Partidas en dos y secadas al sol, las brevas (figues de flor) apuran sus últimas jornadas en forma de xereques. «Son deliciosas, me encantan con queso fresco, membrillo o una almendra incrustada», afirma Toñi, una clienta del Mercat Nou de Vila.

Se espanta un poco, eso sí, al saber su precio: 25 euros/kilogramo, pero reacciona y dice: «Con eso tampoco se paga todo el trabajo que dan». Lo sabe por experiencia, pues su suegra solía hacer xereques en su finca de Sant Mateu.

El comerciante que las vende, Juanjo Torres, de Frutas y Verduras Catalina, confirma la apreciación de Toñi: «Buf, una enfeinada! Debes tenderlas al sol durante una semana con una tela fina para que no vayan las moscas y además cada noche deben recogerse para evitar que les afecte la humedad».

«Pronto vendrá la figa oriola, otro manjar», comenta Torres, que seguidamente manifiesta su preocupación por la huelga de basuras:«No tienen vergüenza, pueden hacer mucho daño en un momento clave para todos», exclama.

En este mismo sentido se expresa el vicepresidente de la Asociación de Comerciantes del Mercat Nou de Vila, Vicente Calbet: «La repercusión en un sitio como el mercado puede ser muy grave; el mal olor y el riesgo de infecciones nos obligaría a cerrar».

Lo que más sorprende a Calbet es que «nadie» les ha informado: «Todo lo que sabemos lo hemos leído en la prensa, el Ayuntamiento en ningún momento nos ha indicado si garantiza el servicio de recogida de basuras al Mercat Nou, aunque esperamos que así sea».

Lo tranquiliza, en parte, Rita Ros, quien lleva trabajando en este mercado desde 1982 y no recuerda que se viera afectado en otros conflictos similares. «Siempre nos han incluido en los servicios mínimos, pero ahora no sabemos nada», afirmó la pescadera.

A pesar de ello, imagina las posibles consecuencias de la huelga y se horroriza: «En un día normal, nuestro puesto (Casa Rata) podemos sacar entre 15 y 20 kilos de cabezas y restos de pescado, sin contar las cajas... ¡y multiplicado por 40 negocios!».

Por otro lado, existe otra cuestión que preocupa hondamente a todos los comerciantes: la extinción de las licencias concedidas al Mercat Nou, que llegarán a su fin dentro de tres años, en 2018.

«Es una problemática que deberá quedar resuelta durante esta legislatura y esperamos que el nuevo equipo de gobierno se implique y que lo haga pronto», apunta Calbet. El portavoz de los comerciantes señala que ya se ha producido un primer encuentro con representantes del consistorio, aunque «solo fue una reunión informativa para que se pusieran al corriente de la situación».

«Es pronto pero no se debe dar pronto un primer paso», reclama Calbet. La razón es bien sencilla: los puestos vacíos seguirán así hasta que se conozca el futuro del Mercat Nou. Además, entre los 40 y 50 comerciantes que integran el mercado actualmente, pocos se arriesgarán a invertir en mejoras si sus permisos caducan en tres años.

Entretanto, los pasillos del Mercat Nou muestran una ocupación similar a la de meses atrás, en pleno invierno. «Vienen extranjeros, pero pocos, yo creo que este principio de temporada ha sido peor que el de la anterior, a pesar de los récords que anunciaban», señala Rita Ros.