Wyoming y su grupo los Insolventes se estrenan en Eivissa, concretamente en Las Dalias, este domingo. Aunque el conocido presentador y humorista no es la primera vez que viene a Eivissa, donde una vez pasó las fiestas de Navidad.

—¿La música es su vocación y trabaja en televisión por necesidad?

—En efecto. Es la condición humana. Uno quiere estar donde no está. La televisión es el mejor trabajo de todos lo que he tenido, la música es otra cosa. Va siempre conmigo, desde que era chico

—¿Con qué empezó primero, con la música o la televisión? ¿Y qué le gusta más?

—Con la música. Con veinte años entré en una banda de rock & roll que se llamaba Paracelso, en Madrid, y desde entonces no lo he dejado. Ni pienso. El secreto del éxito es permanecer en el escenario

—¿Cómo surgió la oportunidad de tocar en Las Dalias?

—Pues nos llamaron. Supongo que dada la enorme calidad del grupo pensaron que sería imperdonable que no estuviéramos allí. Yo comparto el criterio. Es un placer que hayan contado con nosotros.

—¿Qué pueden esperar los ibicencos de su concierto? ¿Qué repertorio tienen preparado?

—Una fiesta de rock y rock & roll. Nuestro show es un homenaje a la gente que se inventó esta música y damos un repaso a los que en el mundo han sido sus grandes autores, desde sus orígenes hasta nuestros días. Nosotros lo damos todo y el público se ve en la obligación de pasárselo de ‘p.m.’ Esa es la cuestión, ser feliz no es una meta, es una exigencia que nosotros proclamamos. Luego, cuando se acabe el concierto, cada uno que haga lo que le dé la gana, pero allí, respeto y devoción, y eso pasa por dejarse llevar por la marea.

—¿Les hace ilusión tocar en un sitio como Las Dalias?

—Por supuesto, sólo el hecho de cruzar el Mediterráneo para estar allí ya es un premio.

—¿Conocía Eivissa de antes?

—Sí, soy un señor mayor y he estado en muchos sitios y, por supuesto la isla es visita obligada de cualquier persona sensata y no digamos de la que no lo es.

—Cuando viene, ¿qué es lo que más le gusta hacer en la isla? ¿Algún lugar favorito?

—Pues la verdad, como siempre he ido en pareja, me gusta visitarla cuando está vacía. Recuerdo una Navidad que pasé una semana y a pesar de que estaba todo por la costa prácticamente cerrado, salvo el bar de guardia para los que se quedan de mantenimiento de los barcos, fueron unos días espectaculares. No soy de la marcha nocturna de masas porque me fríen a fotos y no me dejan ni hablar ni beber. Por la cosa artística me tengo que refugiar en sitos tranquilos.

—Todo el mundo habla de las maravillas de Eivissa, pero me gustaría que hiciera una crítica constructiva de la isla. ¿Qué es lo que cambiaría?

—Lo que a mí me gustaría no es lo que más le conviene a la gente que vive del turismo, pero preferiría que en determinadas épocas no estuviera tan masificada, claro que esto va en detrimento de los ingresos. Y en otro orden de cosas, que en algunos aspectos no fuera tan elitista, que algunos de los sitios míticos no fueran de acceso exclusivo a la jet. Ya sabes, el tema de los precios y eso.

—¿Pasarán unos días por aquí? ¿Qué tienen previsto hacer?

—Pues sí, vamos a estar unos días. Tenemos previsto hacer lo mejor que se puede hacer en estos casos: nada de nada. Y una vez allí, dejarnos llevar por lo que pase y si no pasa, pues se provoca. Como decía la abuela de una amiga mía «sólo se aburren los tontos».