La torre des Llucs, situada en el municipio de Sant Antoni, en la cumbre de un pequeño cerro de la Vénda des Bernats, lindando con la zona de Benimussa, al oeste del torrent de es Regueró, un poco al sur de la depuradora de Sant Antoni, y al este de la zona conocida como sa Serra, está en peligro de muerte. Ni más ni menos. Su estado es lamentable y está muy cerca de venirse abajo definitivamente.

Simplemente basta una pequeña visita al lugar, al que se accede por un camino sin señalizar, jalonado de todo tipo de basuras, para comprobarlo. Tanto la estructura de la torre como de la construcción anexa están en un grado de mantenimiento lamentable y los restos de escombros prácticamente lo invaden todo. Por ello no es extraño que hace algo menos de dos años, en abril de 2014, el Grup de Coneixement del Medi de l’Institut d’Estudis Eivissencs lanzara ‘un S.O.S’ alertando de la grave situación de deterioro que vivía la torre e instó al Ayuntamiento de Sant Antoni y al Consell d’Eivissa a que actuaran «lo más rápido posible para evitar su colapso».

Sin embargo, entre la nebulosa de las competencias no sólo no se ha actuado, sino que la situación ha ido a peor. A este respecto, el historiador y miembro del Institut d’Estudis Eivissencs, Antoni Ferrer Abárzuza aseguró a PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA que «ésta es la torre que se encuentra en peor estado de toda Eivissa» y aunque «el Consistorio ha incluido a la construcción en su Catálogo Municipal de Patrimonio, en realidad quien tiene las competencias en patrimonio es el Consell Insular d’Eivissa y es él quien tiene que destinar la partida presupuestaria correspondiente para su restauración».

Una idea en la que también incidió el concejal de Cultura, Educació, Patrimoni Cultural i Noves Tecnologies de Sant Antoni, Francisco Tienda en una entrevista concedida a este periódico hace una semana. «Es uno de los problemas que nos hemos encontrado de la herencia recibida del anterior equipo de Gobierno y no es sencillo, porque aunque somos conscientes de que no se puede dejar que se venga abajo tampoco tenemos el presupuesto necesario para las reformas y necesitaremos la ayuda exterior del Consell d’Eivissa y del Govern balear», explicó Tienda.

Historia de la torre

Según la Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera, sa Torre des Llucs es una torre de refugio documentada desde 1722. Conocida popularmente como sa Torre, se encuentra integrada en una gran vivienda rural en ruinas, «que posiblemente correspondería a la antigua gran hacienda de Cas Llucs, que comprendía los terrenos de las véndes des Bernats y des Macians y cuyos orígenes se remontan al año 1568».

En dicha vivienda aún se puede contemplar los restos de un núcleo primitivo, formado por una cocina, «con paredes en aparell d’espiga» y del cual fueron surgiendo el resto de estancias a lo largo de los siglos de acuerdo con las exigencias que requería la evolución. En este sentido, según recoge el historiador Joan Marí Cardona en la Enciclopèdia, de los restos de la casa «destaca el porche, que presenta en sus paramentos les romanalles de las primitivas agujas que soportaban el pórtico a través del cual se abría a mediodía». Concretamente, esos ojos del porche «fueron mampostas, dejando una puerta de dos hojas en el centro y sendos accesos a los porches laterales».

Por su parte y según Cardona, la torre, que actualmente está anexionada a la vivienda, está construida con mampostería en aparell d’espiga, al igual que la casa y con piedras de pequeñas dimensiones. Según el historiador «presenta forma troncocónica y estaba dotada de dos plantas, la inferior cubierta de bóveda y la superior de vigas de madera y ripia». Además, «estaba claramente rebajada y tenía un parapeto a modo de alféizar para proteger a los hombres que defendían la torre desde la cubierta».

Asimismo, y tal como recoge Cardona, la puerta original, de la que ya no queda nada y que estaría en la planta baja, «estaba hecha de sillería de piedra arenisca», y su acceso, que igualmente se encuentra completamente desfigurado, «estaba resuelto mediante un pasillo en zigzag que atravesaba el muro y que servía para mejorar la defensa de la torre al dificultar la entrada de los asaltantes».

Por su parte, posiblemente en la planta superior habría otra puerta, «de factura, más moderna», en la que se accedía desde el porche de la casa a través de un puente escalonado de mampostería apoyado sobre robustos bloques de sabina.