Esta semana estas apreciadas setas han llegado a los mercados de las Pitiüses. Foto: D.M.

Cada año, a estas alturas de octubre, una fiebre arrolladora e imparable recorre las Pitiüses, aunque esta destemplanza no es exclusiva de Eivissa y Formentera y se ‘sufre’ ampliamente en toda la Península.

Si las lluvias de final de verano y principios de otoño han caído puntual y generosamente, aparecen con abundancia los pebrassos, una seta cuya presencia provoca un gran entusiasmo a su alrededor. Tales son sus efectos que consiguen abonar el espíritu excursionista de las personas más ajenas al campo y enciende la pasión gastronómica de almas totalmente alejadas de las artes culinarias.

Así, acompañados de las extremas reacciones que desatan, esta semana han irrumpido con fuerza en nuestros mercados los níscalos. Decimos níscalos, rovellons o robellones, pues proceden de la Península y sería impropio denominarlos pebrassos, nombre que no obstante también se utiliza en algunas zonas de la Comunitat Valenciana. De hecho, en el Mercat Nou de Vila localizamos algunas cajas con las denominaciones que imperan en la Península. Si llegan al mercado los ejemplares autóctonos, entonces los carteles pasarían a indicar el precio de los pebrassos.

“Este año parece que habrá muchos, porque ha llovido bastante”, comenta Margarita Riera, propietaria de un puesto de Frutas y Verduras del Mercat Nou. La frutera explica cómo distinguir a simple vista un buen robellón: “Debe tener buena apariencia, hay que fijarse que esté en buen estado, que esté seco y no tenga tierra, si lleva hojas del bosque es señal de que no tendrán tierra”.

Por ahora, en el Mercat Nou se impone una práctica de unanimidad en los precios, con importes que oscilan entre los 24 y los 26 euros / Kilo. Marga, una clienta, se interesa por ellos, pero al conocer su coste decide finalmente esperar un poco más. “Están todavía muy caros”, dice. “Conforme pasen las semanas irán bajando”, comenta Catalina, frutera del Mercat Nou, que recuerda que un año atrás llegaron a caer hasta los cinco o seis euros por kilogramo al final de la temporada.

“No recuerdo que hayan llegado a estar por encima del precio que tienen ahora”, afirma Joan Torres, de Frutas y Verduras Catalina. Se refiere a los níscalos de la Península, que comercializa a 25 euros el kilo. En cuanto a los pebrassos ibicencos, añade que “podían subir hasta los 30 o 40 euros el kilo”.

A pesar de ello, no cree que este año, aunque haya sido un final de verano con lluvias generosas, vayan a llegar ejemplares locales a los mercados. “Los últimos años no han sido muy abundantes porque apenas llovió y solo tuvimos robellones de fuera; este año tendría que haber un mar de pebrassos para que nos los trajeran aquí”, señala Torres.

“La mayoría los recoge para sí mismo”, coincide José Blanco, de Frutas y Verduras Toni. Considera que además de su escasez, los pebrassos de las Pitiüses son “más buenos, más sabrosos, por lo que la gente los valora más y, si sale a recoger, se los queda”. Lo atribuye a la humedad y las peculiaridades del monte ibicenco.