De momento la temporada de setas no ha arrancado con muy buen pie, según el micólogo Jaume Espinosa, «ha llovido mucho y cuando llueve mucho tan pronto aparece una fructificación primeriza de setas que sólo saldrán en este momento y ya no más. Y luego cuando va avanzando la temporada y bajando las temperaturas, a partir de noviembre aparecen lo que son las setas de otoño», explicó este experto que trabaja en el centre d’Interpretació des Amunts, en Sant Llorenç. 
 Para Jaume «la época mágica es a principios de diciembre», aseguró, «y cuando llega el frío de finales de diciembre ya aparecen otro tipo de setas que son las de invierno, que se mantienen enero y parte de febrero, siempre que no haya sequía», indicó el micólogo.

Asegura que al haber llovido tan pronto la producción se va diseminando más durante los meses, de manera que «no fructifica todo de golpe como pasa en la península» y cuando tarda más en llover, en diciembre, entonces «salen todos de golpe». Espinosa aseguró que ya se ven pebrassos «pero pocos y pequeñitos aún. Este año tendremos una temporada que será productiva y larga pero no en gran cantidad», vaticinó.

Espinosa asegura que, a pesar de haber muchas variedades comestibles, la gente coge los pebrassos porque «es el trofeo, una cesta llena de pebrassos», pero asegura que, antiguamente, cuando en Eivissa había pobreza,  «se comían más de 10 o 15 especies, que tienen  nombres populares y todo, a parte del científico». Espinosa confesó que a él. la seta que más le gusta es el pebràs, aunque la gírgola de pino también porque no tiene que salir de su casa para encontrarla.