La Comisión Europea (CE) propuso ayer una serie de medidas destinadas a estrechar la vigilancia sobre los presupuestos nacionales y endurecer las sanciones contra los Estados que no corrijan sus déficit públicos.
Como respuesta a la crisis de la deuda en Grecia, el Ejecutivo comunitario propone que las instituciones europeas supervisen los presupuestos antes incluso de ser discutidos en los respectivos parlamentos.
El presidente de la CE, el portugués José Manuel Durao Barroso, aclaró que la propuesta de vigilancia «estricta» no pretende menoscabar ni esquivar la soberanía de los parlamentos nacionales. «Lo que proponemos les dará más información, o sea más poder»; la decisión sobre la aprobación de los presupuestos nacionales «siempre será competencia de los parlamentos», dejó claro.
El propósito del Ejecutivo es establecer un «semestre europeo» al comienzo del año durante el cual los ministros europeos debatan, junto con la Comisión, la compatibilidad de las cuentas y reformas de cada estado con las de sus vecinos.
«Lo hemos visto en esta crisis, que las decisiones de un país, aunque represente poco en términos de PIB (Producto Interior Bruto) respecto al conjunto, tienen consecuencias enormes para todos los demás», según Barroso.
Banco Central Europeo
En este mismo sentido se pronunció también el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, que señaló que las causas de la situación económica actual no está en la moneda común sino en «las políticas individuales de los diferentes gobiernos de la zona euro».
Trichet reconoció que ha habido «conflictos» para que sea respetado el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, para que los países se vigilen mejor los unos a los otros y para que asuman sus responsabilidades cuando la estabilidad financiera estaba en cuestión, en referencia a la desviación de los déficits públicos en Europa.
Por este motivo, el presidente del BCE defendió que es necesario reforzar la vigilancia mutua de las políticas fiscales de cada país.