Al final no pudo ser y los Reyes Magos de Oriente no pudieron llegar en barco a Sant Antoni como estaba previsto (algo que al medio día se pensaba que sí se podía), pero a medida que pasaron las horas ya se vio que se tendría que cambiar, pues el viento volvió a azotar fuertemente el municipio y hubo muy mala mar, por lo que tuvieron que llegar a Sant Antoni en autobús.

De todas maneras, la comitiva sí salió del Ayuntamiento y fue encabezada por la banda de música Asociación Músico Cultural Nuestro Padre Jesús Cautivo. Además estuvo formada por tres carrozas y pese al viento inclemente se pudieron repartir los 800 kilos de caramelos preparados para este año por las calles del pueblo. Después de la banda de música y el grupo de animación Party Planet venía la primera carroza del rey Melchor, seguida de la de Gaspar y la de Baltasar, todas ellas con sus 20 voluntarios respectivamente. Para cerrar la comitiva real la compañía de espectáculos Claire Turley y su espectáculo Las Princesas de Hielo, que hicieron las delicias de los niños, como Martita, que justamente cumplía los años ayer y desde que nació, según sus padres, no se ha perdido ninguna cabalgata para celebrarlo. «Me gustan mucho los Reyes Magos, pero las princesas me han gustado más», aseguró la niña con grandes dosis de timidez. José Carlos, un niño de cinco años que miraba absorto y con la boca abierta el paso de los Reyes, también aseguró que este año se había portado muy bien, y que había pedido pocos regalos (sólo tres) uno de ellos un viaje a Disney Land, algo que su padre Marc tuvo que rectificarle y recordarle que posiblemente solo podrían ir a Barcelona a ver a su tía.

Y es que los Reyes Magos sembraron la diferencia entre pequeños y mayores, pues los primeros, como Seamus y Valentino, aseguraban estar muy ilusionados con la cabalgata y explicaron que «todos los años está muy bien». Pero los mayores fueron más críticos, y algunos como Puri se quejaron de que «tiran los caramelos contados». O como Fer y Sabrina, dos adolescentes del pueblo que también se quejaban de que «la cabalgata es muy repetitiva y cada año se ve lo mismo, y es muy corta». Y es que los mayores al parecer somos un poco más críticos y algunos como Fina se quejaban también de que los caramelos del año pasado eran mejores.

La noche, fría y con mucho viento, se desarrolló por las calles del municipio sin incidentes, con paradas en la iglesia y el colegio Santísima Trinidad con el fin de dejar ofrendas. Al final, la comitiva paró en la carpa situada en el passeig de Ses Fonts y los niños pudieron recibir sus regalos. Además, al mismo tiempo que esto ocurría en Sant Antoni, las parroquias de Sant Rafel, Sant Mateu, Forada y Santa Inés recibían también a su propia carroza de Reyes Magos.