La vida del que es considerado como el mayor falsificador de cuadros del siglo XX, el hungaro Elmyr de Hory (Budapest, Hungría, 14 de abril de 1906, Budapest, Hungría - Eivissa, 11 de diciembre de 1976) se convierte en obra teatral gracias al espectáculo Fraude, que representará la compañía Sudhum hoy y mañana en el Espai Cultural Can Ventosa de Eivissa.

Según explicó a PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA el director de la obra, Gustavo del Río, la representación, protagonizada por Rebeca Vecino, Manuel García, Denis Gómez y Albert Suárez, es una pieza de «teatro documental» que se centra en la figura de Hory, un personaje «a caballo entre la realidad y el mito que llegó a despertar el interés del mismísimo director de cine Orson Welles para su película F for Fake».

«Todo lo que gira en torno a la vida, obra e incluso muerte de este hombre, nacido en el seno de una familia hungara adinerada, homosexual, judío y deportado por los nazis, entre otras cosas, es todo un misterio, y eso es lo que queremos contar en la hora y cuarto que dura la representación de Fraude», explicó el director a con respecto a la obra.

Para conseguirlo, los miembros de Sudhum han llevado a cabo un arduo trabajo de investigación para condensar lo más posible su vida y obra y «que no quedara nada de lo importante en el tintero». Algo que según Del Río no ha sido sencillo, pero que ha merecido la pena al vivir momentos como cuando su heredero, Mark Forgy, se presentó en el estreno de la obra en Madrid «diciéndonos que le había gustado muchísimo y que estaba encantado con el resultado final».

Ahora, tras pasar por escenarios de la capital de España, León, Zaragoza o A Coruña, Fraude llega hoy y mañana a Eivissa en dos sesiones a las 21.30 horas. En este sentido, Gustavo del Río asegura que la obra cobra mayor importancia si cabe en nuestra isla puesto que fue aquí donde el falsificador pasó los últimos años de su vida hasta que «supuestamente» se suicidó en 1976, acosado por la justicia francesa, española y estadounidense. «Todo es un misterio, y quien sabe si cuando se le enterró en Eivissa el propio Elmyr estaba escondido viendo pasar el féretro riéndose de todos nosotros y quien sabe si, tal vez, pueda venir a ver la obra sin que nosotros no lo sepamos nunca», finalizó.