La isla de Eivissa comenzó ayer a calentar motores para disfrutar de la gran rua de Carnaval que recorrerá la ciudad de Vila hoy a partir de las 11.30 horas. Y lo hizo, demostrando como en el caso del desfile que recorrió las principales calles de Sant Jordi por la mañana, que los disfraces y la diversión no entienden de límite de edades.

Una vez más, la rua organizada por el Ayuntamiento de Sant Josep volvió a tener una amplia participación de APIMAS de centros escolares del municipio con sus hijos de edades muy diversas, y entre todos ellos demostraron grandes dosis de imaginación para presentar sus propuestas para este año. Del primero al último, todos dejaron una sonrisa en el numeroso público que cubrió las calles de Sant Jordi.

Así, por ejemplo, los encargados de abrir la comitiva de esta edición, los miembros del colegio público de Sant Jordi, comenzaron poniendo el listón muy alto para los que iban detrás con su comparsa Jugues amb mi en la que se podía ver todo tipo de juguetes dentro de su particular caja de cartón. Lo mismo, sucedió con el colegio Can Raspalls y sus Caries dolces. Disfrazados todos ellos de caramelos como los tradicionales sugus, las gominolas o los de fruta con trajes elaborados de forma muy artesanal, y con algún que otro dentista infiltrado, los dos primeros colegios se llevaron cientos de flashes.

Lo mismo sucedió con las seis señoras de la Asociación Cultural de la Tercera Edad de Sant Jordi que, uniformadas de color negro y con originales complementos a base de cápsulas de café de la marca Nespresso, desafiaron los comentarios desfilando bajo el nombre de Las viciosas del café.

Justo detrás de ellas, el panorama cambió radicalmente. Los miembros de la Colla de Sant Jordi propusieron a los asistentes un divertido viaje al pasado y a lo mejor de nuestra literatura con su comparsa Don Quixote de Ses Salines. Encabezada por un enorme molino de unos cuatro metros tirado por un remolque en el que iba Dulcinea del Toboso, a este grupo no le faltaba de nada. Con ellos desfilaba Don Quijote y su caballo Rocinante, Sancho Panza, distintos personajes de la novela y por supuesto, su autor, Don Miguel de Cervantes Saavedra, muy bien caracterizado y cargado con un pequeño atril durante todo el desfile.

Inmediatamente después, un atronador sonido de batucada devolvió a la realidad a todos los presentes. Eran los miembros de A tutiplén, quienes incitaron a bailar y a mover las caderas con su divertida comparsa La vieja escuela donde animaban a ponerse a estudiar sin límite de edad, cantando en directo y vestidos todos de colegialas... ¡¡con pelucas con canas, gafas de culo de botella, barbas y dientes podridos!!

Los siguientes en desfilar fueron los miembros de la escoleta de Es Vedranell con su particular museo. Vestidos todos de obras de arte, esculturas e, incluso, alguna Gioconda de Leonardo Da Vinci, los padres que desfilaban con sus carritos de bebé animaron a todos a acudir al museo con originales tiquets de entrada gratuita.

Los dos colegios que desfilaron a continuación apostaron por las tecnologias, aunque uno por la que podríamos considerar vintage – los de Es Vedrá con el clasico juego Pac Man y sus pequeños vestidos de comecocos de distintos colores – y los otros, los de Can Guerxo por lo más reciente, los emoticonos que forman parte de la aplicación para teléfono móvil WhatsApp.

Y justo detrás y llegados directamente desde una galaxia muy muy lejana aparecieron Els jedis de l’Urgell. Con un derroche de imaginación y creatividad en sus disfraces, gracias a este colegio, el público pudo ver desfilar por Sant Jordi una amplia legión de guerreros jedis, soldados de las tropas imperiales, pilotos de combate, princesas leias con ensaimadas originales sobre sus peinados, y por supuesto, a personajes míticos como el robot C-3PO, Chewbacca, Darth Vader e, incluso, el enorme Jabba el Hutt, que acompañado de una peculiar bailarina, peluda y con barba, se convirtió en uno de los más fotografiados de la jornada.

Al final, el jurado dió premios para casi todos, incluso, a aquellos que desfilaron en pequeños grupos o de modo individual. Sin embargo, los grandes ganadores fueron todos, niños y padres, jóvenes, adultos y mayores, que se animaron a ponerse un traje y recorrer las calles de Sant Jordi. Igual que todos aquellos que además, ayudaron en los distintos puestos de comida y bebida durante toda la mañana en la plaza del pueblo para recaudar los mayores fondos posibles para los viajes de fin de curso.