Como cada año, Llum d’Ametller es una excursión que está ya marcada en el calendario de los ibicencos, y más concretamente en el mes de febrero, pues la idea original cuando comenzó a organizarse esta caminata era salir con la luna llena del mes más corto del año para ver los almendros en flor. Un recorrido muy famoso que cada vez reúne a más participantes y que, a día de hoy, tiene cientos de adeptos. «Hace mucho que se organiza y ya empieza a tener tradición», comentaba Francisco Sánchez, trabajador del ayuntamiento y miembro del Club de Ciclistas de Sant Antoni que organiza la caminata.

Y es que en el grupo de gente había algunos como Serrucho, que era primerizo a pesar de llevar 50 años viviendo en la isla, pero también otros que lo toman como costumbre. «Yo la había hecho dos veces antes y muy bien. A mí me encanta porque no hay muchas excursiones por la noche y es diferente. Además, el tiempo hoy acompaña», apuntaba Catalina Costa, haciendo referencia a las condiciones climáticas que es uno de los factores determinantes para que la gente se decida a participar. La noche de este sábado fue despejada y la temperatura suave, pero aun así el Ayuntamiento repartió prendas de abrigo y pulseras reflectantes.

Este año el recorrido lo han realizado alrededor de 400 participantes, donde se encontraban desde niños de siete años hasta personas mayores. «Normalmente la gente repite y se hacen asiduos, incluso se suelen ver familias enteras», explicaba Sánchez quien emprendió la marcha, en primer lugar, junto a otros ciclistas para ir abriendo paso e ir marcando con señales luminosas y flechas. Claro que también la Policía y coches de Protección Civil desempeñaron un papel importante delimitando el camino en cruces, e incluso hubo tramos en los que una ambulancia cerraba el grupo para atender cualquier percance.

En total fueron más de 10 km que se recorrieron en 3 horas, en los que a mitad de camino hubo una furgoneta de avituallamiento con refrescos y comida para los participantes. Y con recompensa al final, pues en Corona esperaba la carpa con música de guateque y la torrada a precios populares. «Hemos vendido en torno a 1.200 lonchas de lomo para hacer los bocadillos que se venden esta noche», comentaba Pepe, ibicenco de cuna y trabajador de la carnicería donde la Asociación de vecinos compró la carne. El final de la travesía estaba también previsto y se dispusieron autobuses para trasladar a los participantes de vuelta a Sant Antoni.