La gran atracción de esta edición era el forn de calç que los vecinos de Santa Agnès construyeron con las indicaciones de los más ancianos de la parroquia, que habían utilizaban esta técnica 60 y 70 años atrás. Foto: ARGUIÑE ESCANDÓN

Las gélidas temperaturas y los fuertes vientos marcaron la segunda jornada de la VIII Festa de sa Sitja. El temporal de frío y las fuertes rachas de aire redujeron muy considerablemente la asistencia en relación a años anteriores. Sin embargo, unas decenas de coroners, que llegarían al centenar en la paella del mediodía, se negaron a dar su brazo a torcer ante las inclemencias del tiempo y resistieron atrincherados en la cafetería instalada en la finca de Sa Roca d’en Coca.

«Nos quedaremos aquí contra viento y marea», bromeaba Maria Ferrer, Besora, presidenta dela Asociación de Vecinos de Santa Agnès  y una de las impulsoras de este evento que exalta las tradiciones del campo ibicenco.

A su lado, Toni Bonet supervisaba el forn de calç, la gran novedad de este año, e izaba unas grandes telas para asegurar el cobijo a los presentes, unos pocos vecinos que se refugiaban alrededor de la cafetería.

A pesar de su tenaz espíritu, los coroners tuvieron que claudicar en algunos aspectos. «Suspenderemos los actos previstos, como el concurso de trencar ametlles y las demostraciones de labores del campo», anunció Ferrer, muy a su pesar. A lo que no renunciaron fue al homenaje al maestro de la sitja Toni Pujolet, que se hizo «en petit comité».

Los pronósticos meteorológicos no presagiaban ninguna mejora para la jornada de hoy, en la que están previstas nuevas demostraciones de artesanía y labores agrícolas tradicionales y una gran frita de porc.