A las 10:00 horas en punto la Banda del Santo Cristo Yacente de la catedral de Eivissa hizo repicar los tambores dando inicio al Vía Crucis viviente de Santa Eulària que desde 1999 organiza la Banda de Cornetas y Tambores de la localidad en las inmediaciones del Puig de Missa.

Durante dos horas, residentes y turistas no apartaron los ojos del protagonista: Jesús, un papel interpretado por Jesús Ángel Ramos. A sus 28 años este actor amateur lleva a sus espaldas un total de 11 representaciones, a cual más dramática e impresionante, y ayer no fue menos, impactando a los fieles con sus tres caídas y su muerte en la cruz. Y es que le viene de familia ya que su padre, Andrés Ramos, es el presidente de la Banda de Cornetas y Tambores de Santa Eulària.

Los 14 pasos de la pasión fueron interpretados a la perfección por los más de treinta miembros de esta banda que participaron este año. No faltó el beso de Judas Iscariote en el Huerto de los Olivos, la Verónica y su pañuelo con la Santa Faz, la detención de Simón el Cireneo para obligarle a ayudar a Jesús a cargar con la cruz, o la Virgen María, perfecta en el papel de una mujer destrozada por la cruel muerte de su hijo.

«¿Le pegan de verdad?»

Los más impresionados con la actuación del Vía Crucis fueron los niños y niñas que, o bien en brazos o cogidos de las manos de sus padres, se asustaron con las aparatosas caídas de Jesús mientras cargaba con la cruz y con los latigazos de su verdugo: «¿Le pegan de verdad?», preguntaba con cara de asombro una niña a su padre sorprendida por el ruido de los latigazos.

A cada paso del recorrido y en cada parada la marcha fue acompañada de una obra de misericordia: «Dar consejo al que lo solicita», «enseñar a los que no saben», «perdonar al que nos ofende» o «consolar al triste» y así hasta 14 consejos misericordiosos dictados por el sacerdote de la parroquia de Santa Eulària, Vicente Ribas, a lo largo del recorrido del Vía Crucis.

Finalmente, a las 11:30 horas la marcha encabezada por Jesús, el verdugo, El Cireneo y los soldados romanos llegaban a los pies de la iglesia de Puig de Missa, a la plaza Lepanto. Allí se volvió a vivir uno de los momentos más emocionantes de la jornada cuando despojaron a Jesús de sus ropas, lo crucificaron y recitaron una saeta antes de llevarlo al interior del templo para escenificar la resurrección.

Desgraciadamente, a causa de los brazos levantados con teléfonos móviles poco se pudo ver desde la puerta de la iglesia en el momento en que, tras lanzar una ráfaga de humo, Jesús resucitaba de entre los muertos. Una última escena dramática que puso el punto final a dos horas de sufrimiento y dolor muy bien interpretados por Jesús Ángel Ramos.

Finalmente, una oración final y los agradecimientos a la Banda del Santo Cristo Yacente de Eivissa y a los actores de la Banda de Cornetas y Tambores de Santa Eulària, que llevan 17 años con la representación, terminaron con este ritual, único en la isla de Eivissa.

Recorrido bajo el sol

Como cada año el recorrido empezó en una peluquería cercana al mercado de Santa Eulària para terminar en Puig de Missa. Desde primera hora de la mañana ya había gente esperando el comienzo de esta interpretación que cada vez tiene más adeptos y, afortunadamente, el tiempo acompañó. Hizo un sol espectacular en un día claro que permitió disfrutar de las vistas que ofrece Puig de Missa, con momentos incluso de demasiado calor, haciendo aún más complicado el trayecto de Jesús con la pesada cruz de madera por las empinadas cuestas que conducen a la iglesia de la localidad.

Incluso, entre los muchos asistentes, no faltó la presencia del alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, aunque como iba ‘de civil’ pasó inadvertido entre la multitud que acompañaba a los actores en todo su recorrido.

Una año más la Banda de Cornetas y Tambores de Santa Eulària, dirigida por Andrés Ramos, llevó a cabo una exquisita interpretación que emocionó en algunos momentos a más de uno.