Pedro González es de esas personas que ama su trabajo. Aunque llegó a su profesión de manera circunstancial, mediante una oferta de trabajo en la librería Hipérbole de Eivissa hace ocho años, cualquiera que haya cruzado unas palabras con él coincidirá con nosotros en que parece increíble no verle en otra faceta profesional que rodeado de libros, tanto en aquella librería que se fundó a principios de los 80 como en Districte, el lugar que en apenas un año se ha convertido en un auténtico dinamizador cultural del centro de la ciudad de Eivissa.

Y eso que nuestro aspirante a Sardina Negra de esta semana, coincidiendo con el Día de Sant Jordi que se celebró ayer, asegura que de pequeño era un chico tímido «que iba a su bola» y que su relación con la literatura comenzó relativamente tarde, cuando cayó en sus manos un ejemplar de El barón rampante de Italo Calvino.

Ahora, muchos años después, este licenciado en Historia que nació en Pinto, muy cerca de Madrid, y que ejerció durante dos años de profesor en la UNED de Eivissa, se ha convertido en un referente. Y es que sólo basta preguntarle por un tema para que la CPU que lleva instalada en su cerebro empiece a funcionar y recomiende un libro, siempre con acierto.

Pero no todo en la vida de Pedro González gira en torno a la literatura, aunque lo parezca. Enamorado hasta las trancas de su mujer Magdalena, a la que admira profundamente, y de su hija, Maya, este hombre que casi nunca pierde la sonrisa, es un gran cinéfilo, le apasiona el fútbol, el Real Madrid y el entrenador Pep Guardiola. Y según aquellos que le conocen es «de esos amigos que nunca te dejarán tirado». Secretos que poco a poco fuimos descubriendo en una charla distendida y divertida en torno a una Coca Cola y una cerveza en la terraza de su querido Districte Hipérbole. Motivos más que suficientes para que Pedro González pasara con nota la prueba de convertirse en Sardina Negra del Periódico de Ibiza y Formentera.

—Siempre le he visto rodeado de libros. ¿Es usted el guardián de los libros de Eivissa?

—(risas) Pues no la verdad. Simplemente soy un librero al que le encanta su trabajo. Alguien al que le encanta sobre todo el contacto con la gente y recomendar y que le recomienden ejemplares.

—¿Cómo llegó a Hipérbole? Parece difícil verle en otra profesión...

—(risas) Pues fue casi circunstancial. Yo llegué a la isla hace 12 años acompañando a mi mujer Magdalena a la que le habían ofrecido un puesto de trabajo. Estuve dos años trabajando como profesor de Historia en la UNED y un día respondí a una oferta laboral en Hipérbole, me cogieron y aquí sigo. Y de aquello va ha hacer ya ocho años.

—¿Qué es para usted un librero?

—Bueno, aunque suene a perogrullada, alguien que trabaja con libros. Sin embargo, para mi es mucho más. Es una profesión muy romántica en la que tienen un gran contacto con clientes, amigos y editores. No sólo es aquel que te cobra detrás de la caja registradora cuando te llevas un best seller a casa.

—No hay que ser un poco valiente para serlo con la que está cayendo...

—(risas) Valiente no, tal vez un poco tarado porque las ventas están bajando mucho y hemos sufrido la crisis económica.

—¿Les afecta mucho el ebook?

—Pienso que no. Casi desde que tengo uso de razón se lleva diciendo que el sector del libro está en crisis pero ahí está, resistiendo. Y con respecto al ebook no creo que haya que verlo como el gran enemigo sino pensar alternativas para intentar una confluencia entre ambos.

—¿Y la piratería?

—Menos de lo que la gente se cree y por supuesto mucho menos que a la música y al cine. Nos afectan más otras cosas derivadas de la crisis económica como, por ejemplo, que las bibliotecas públicas, debido a los recortes, no tengan fondos para comprar ejemplares a las librerías. Eso es muy grave.

—¿Es de los que cree que no va a desaparecer el papel?

—Por supuesto que no. Y si desaparece yo creo que ni tu ni yo lo veremos. La gente sigue pidiendo el libro de toda la vida.

—¿Qué me dice de las librerías que cierran? Cada vez hay más desgraciadamente...

—Bueno y también hay más que abren dando una vuelta de tuerca al negocio. Convirtiéndose en gestores culturales de una zona, de un barrio. Convirtiéndose en un lugar donde se pueda tomar un café, leer un libro, comprarlo y donde también haya espacio para una exposición, una presentación, un recital poético o un concierto. Creo que por ahí pasa todo.

—Ustedes lo están consiguiendo. ¿Hacía falta algo parecido en Eivissa?

—Pienso que sí. Fue una propuesta arriesgada pero poco a poco se está viendo que fue acertada.

—Gracias a ustedes está viniendo gente muy importante relacionado con el mundo de la literatura a Eivissa. ¿Cómo lo consiguen para un sitio tan pequeño?

—Estableciendo una buena relación entre librero y editor. Estar en contacto permanente para saber que han sacado, mirarlo, analizarlo, traerlo a tu librería y así luego tener un magnífico feed back. Es cuestión de tratarlos con cariño.

—¿Es cierto que cada vez se editan más libros?

—Pues es cierto. En España se editan 78.000 titulos aunque es cierto que sólo el 2% se lee.

—Madre mia. Entonces, si que está complicado editar un libro en España...

—La verdad que sí. Hace poco me dijo el dueño de una editorial que tiene sobre la mesa más de mil originales para leerse.

—Además, muchos no son precisamente de la mejor literatura... Hablo por ejemplo de Belén Esteban que, sin embargo, es número uno de ventas...

—Es increíble, pero eso yo no lo considero literatura, es publicidad. Además ni los escriben ellos, como pasó con el de Ana Belén, que se lo escribió Boris Izaguirre. Y eso por no hablar de las memorias de tal y de cual que han sido escritos por lo que llamamos «negros».

—¿Y en Eivissa que se lee?

—Sobre todo novela negra. No sé si es por la playa o por la necesidad que tenemos de desconectar, pero aquí se compra mucha novela de asesinatos. Y no sólo novedades sino también otros nombres que no se conocen tanto. También somos muy de temas espirituales. Creo que eso lo da la isla.

—Una de las cosas por las que usted es más conocido es por su capacidad para recomendar un libro perfecto al que le pide consejo ¿cómo lo hace con todos los que hay?

—(risas) Bueno no es tan difícil a pesar de que por ejemplo en Hipérbole podemos tener unos 40.000 títulos. Lo importante es estar atento de las novedades, mirar los fondos de cada editorial y también rebuscar en los clásicos. También todo depende de la persona. A mi me gusta saber además cuales son sus hobbys, si le gusta el deporte, la música... Y por supuesto, también me encanta que me recomienden libros a mi.

—¿Sí? ¿Eso es posible?

—(risas) Pues claro. ¿Por qué no?

—¿Cuál fue el último libro que le recomendaron?

—Pues fue hace mucho tiempo. Fue Martín Eden de Jack London, un clásico que desde entonces yo recomiendo a todo el mundo porque me hizo disfrutar tremendamente.

—¿Qué es lo que hace que un libro sea tan especial?

—Sin duda que te hace vivir otras vidas y que te permite viajar a lugares que casi seguro jamas visitarás. Ya lo dijo Emily Dicikinson: Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro.

—¿Tiene muchos libros en su casa o es de los que se conforma con los que tiene en la librería?

—Pues tengo bastantes. Casi no me caben. Así que ya casi prefiero ojearlos en la librería y luego si me gustan llevármelos a casa.

—¿Cuántos se puede ojear a la semana?

—Pues unos quince o veinte. Eso sí, sólo las primeras páginas para orientarme, saber de que van y luego poder recomendárselos a los lectores.

—¿Qué es lo que lee Pedro González?

—Pues un poco de todo. Me gusta mucho la novela negra y los clásicos. Además, también me gusta mucho lo que sacan las editoriales independientes porque siempre descubres joyas.

—¿Usted es como yo, de esos que se hace su propio cásting de actores cuando lee una novela?

—(risas) No mucho. Voy más por libre. Aunque sí es cierto que en casos de novela negra sí he pensado cosas parecidas. Por ejemplo, con la novela El cartel de Don Winslow sí que pensé que si lo coge Martin Scorsese haría una serie de televisión impresionante.

—Hablando de cine. ¿Me han dicho que es un gran cinéfilo?

—Pues sí. También me encanta el cine, sobre todo el cine clásico de los 30 a los 60. También me encanta la Nouvelle Vague, aunque a decir verdad, creo que me trago cualquier cosa. Y ahora también las series. Cuando tengo tiempo soy de los que se engancha fácilmente.

EL TEST

Un libro

Un clásico, Los hermanos Karamazov del escritor ruso Fiódor Dostoyevski

Una película

El western El hombre que mató a Liberty Valance, dirigida por John Ford y protagonizada por James Stewart, John Wayne y Lee Marvin

Una serie

The Wire

Un grupo o un cantante

Van Morrison y Señor Buho

Un color

Verde

Un plato de cocina

Pasta

Un deporte

Fútbol

Un lugar de la isla donde perderse

Mi casa

Un viaje que nunca olvidará

Egipto

Una manía

Que nadie toque mis libros y películas. No puedo soportar que estén desordenados e incluso, si alguien los toca, lo noto enseguida

Un defecto

Multitud. No creo que me podría quedar sólo con uno

Una virtud

Mejor que lo diga la gente, aunque creo que ante todo, soy buen amigo de mis amigos

Un sueño por cumplir

Que me quede como estoy porque soy muy feliz

Alguien a quien admire

A mi mujer, Magdalena

LA PREGUNTA

-¿Su hija Maya va para librera?

-Bueno aún es pronto. Intento que se familiarice con el tema y sobre todo que le gusten los libros por ella misma. Eso sí, el otro día la tuve limpiando las estanterías de Hipérbole un buen rato y se lo pasó genial ojeando y colocando todos los libros de Geronimo Stilton. Incluso una amiga entró y me dijo… “anda que si os ven los de Riesgos Laborales”… También me encanta jugar con ella y ver todo tipo de películas.