Macaco actúa el domingo junto a Bebe en Las Dalias Opening Festival organizado por el mercadillo de Sant Carles. Un concierto en el que el barcelonés promete sorpresas y que afronta «con mucha ilusión» tras el éxito que supuso su actuación, casi por sorpresa y rodeado por amigos, el año pasado en el mismo lugar. Además, Macaco, fiel a lo que ha sido su carrera musical y personal, siempre comprometida con el medio ambiente y las causas sociales, anuncia que aportará su granito de arena para evitar «de una vez por todas» las prospecciones en Eivissa y Formentera. No en vano, a pesar del tremendo éxito logrado en estos últimos años, este «ciudadano del Mediterráneo» sigue mostrándose amable y cercano a la realidad que vive en cada entrevista que concede.

—De vuelta a Eivissa. ¿Es ya un clásico de nuestra isla?
—(risas). Puede ser, pero a pesar de que repito por segundo año seguido también hacía mucho tiempo que no actuaba en Eivissa.

—El año pasado actuó entre amigos. ¿Cómo se presenta el concierto del domingo?
—Diferente. Lo del verano pasado fue una gran sorpresa. Estaba apurando la gira de mi último disco, Historias Tattooadas, me llamaron de Las Dalias y nos animamos en cuestión de unos días. Fue un poco improvisado pero salió genial. Ahora será distinto porque, entre otras cosas, toco con mi banda de siempre.

—Eivissa le espera con ganas. ¿Tiene una relación especial con la isla?
—Siempre cuento lo mismo pero es verdad. Yo tengo una relación especial con el Mediterráneo. No soy un hombre de banderas y aunque me considero un hombre del mundo, creo que lo que mejor me representa es el salitre, el olor a pino o las aguas transparentes del Mediterráneo.

—Además parece que su estilo se ajusta al espíritu de la Eivissa más auténtica...
—Puede ser pero realmente creo que en Eivissa lo que hay es muchas ganas de música en directo y al aire libre.

—¿De otro tipo de música que no sea electrónica?
—Tal vez. Yo no tengo nada en contra de ese estilo pero creo que al final la gente de Eivissa, los que viven todo el año, están un poco saturados de ella. Por eso, tienen éxito conciertos como los de Las Dalias.

—Usted es capaz de tocar ante cien mil personas y ante trescientas. ¿Cómo se consigue eso?
—Creo que siendo un cantante todoterreno. Me encanta cantar en todos los ambientes pero, por ejemplo, el año pasado cuando tocamos en Formentera en la calle y en los bares fue sencillamente genial.

—¿Esto le viene de cuando empezó en las calles de Barcelona?
—Claro que sí. El contacto del cantante con la gente es fundamental. Sin ellos nada tiene sentido.

—Además, usted es un artista polifacético. Su disco El murmullo del fuego salió a la venta junto con un libro, Amor a lo diminuto. ¿Hay que ser muy valiente para lanzarse a escribir con la que está cayendo?
—No se si tanto. Amor a lo diminuto al principio no estaba previsto que fuera un libro. A lo largo de mis viajes fui haciendo fotos y escribiendo textos, luego les di forma, la editorial Mondadori se interesó por el tema, me propuso un proyecto muy bonito y en la línea que siempre he defendido, con papel reciclado, y al final lo publicamos. Fue una experiencia preciosa y tuvo bastante aceptación, así que en cuanto tenga tiempo tendrá continuidad.

—Los que le conocen dicen que usted no ha cambiado nada. ¿Sigue igual de comprometido con, por ejemplo, el medio ambiente?
—Claro que sí. De hecho el inicio de la nueva gira se llamará Soy semilla porque hace referencia a un nuevo tema que he grabado junto a la cantante mexicana Lila Downs y que habla de las semillas transgénicas. Creo que tenemos que usar nuestra influencia para que se escuche la voz de quien más lo necesita.

—También ha sido muy crítico con las prospecciones petrolíferas en el Mediterráneo...
—Por supuesto. He hablado con la plataforma de Eivissa y algo haremos durante el concierto porque, aunque parece que se ha parado, aún hay empresas interesadas en el tema. Hay que seguir luchando.

—¿Cómo ve la situación actual de Eivissa?
—Creo que hay que cuidar más la isla, sobre todo su naturaleza. No podemos permitir que algo tan bonito como estas islas se eche a perder.

—¿Cree que puede morir de éxito?
—Tal vez. Por eso siempre digo que hay que cuidarla más. Si no es por amor a la naturaleza que sea por intereses económicos ya que sin su belleza natural Eivissa y Formentera no serán nada.

—La última. ¿Qué sueños tiene por cumplir?
—Pues por un lado seguir creando mundillos a través de mis canciones y por otro, poder disfrutar la vida con más tranquilidad.