David Vincent con su perro Sankeys The Dog.

David Vincent es el creador de Sankeys. Este club cuenta con establecimientos en Manchester, Londres, tuvo dos en Nueva York pero los cerró para dedicar tiempo al de Eivissa, que abrió puertas en 2011. Ayer inauguraron en Tokio y el próximo objetivo de este visionario es conseguir la desestacionalización de la isla. Él lo tiene claro y ya ha empezado a dar los primeros pasos. 

— ¿Cómo surgió lo de abrir los sábado de invierno?
—Quería celebrar mi cumpleaños y pensé en invitar a unos cuantos amigos a Sankeys pero temía que no viniera nadie, al final hice la fiesta y vinieron casi 1.000 personas, así que pensé «¡Uau! debo ser bastante popular», y me dije «¿Y porqué no abrir los sábados?» y así lo hice.

— ¿Y que tal le ha ido? 
—El principal problema era que no podíamos contratar grandes dj por razones presupuestarias así que decidimos promocionar a los artistas de la isla y muy especialmente a las mujeres. Para mí, ellas son mucho más buenas que los hombres. Sin embargo, siempre han sido discriminadas en este mundillo y han sido vistas como un objeto sexual, cuando ellas dan mucho más de si que los hombres. Así que decidimos apoyar al poder femenino. Ha sido un éxito. Cada sábado venían cerca de 1.000 personas y la música era increíble. Para mi Sankeys se ha convertido en el club de la isla, es el club donde puedes bailar.

— Mañana Sankeys inaugura la temporada, un mes antes de lo habitual...
—Sí, el año pasado estaba el primero de mayo en Eivissa y vi que estaba lleno de turistas y pensé «¿Porqué puñetas no está mi club abierto?» Así que este año abrimos la temporada de verano el 1 de mayo y cerraremos a finales de octubre. Será una temporada de seis meses.

— Abre en invierno, alarga la temporada de verano... ¿Cree que es posible la desestacionalización?
—Por supuesto. En mi opinión, el problema de la isla es que hay gente muy vaga. Porque lo tenemos todo para abrir todo el año. ¿Porque no vas a ir a Eivissa en invierno si hace buen tiempo en vez de ir a Amsterdam? Puedes venir un fin de semana, ir al Sushi Point luego a Pacha, el sábado a Sankeys y el domingo al Lip’s, es un fin de semana fantástico, y tenemos un clima buenísimo. Si todo el mundo abriera podríamos hacerlo. Es una cuestión de contenido. Si creamos contenido la gente vendrá.

— El problema son las conexiones aéreas...
—Lo que debemos hacer es juntarnos los clubs, bares y restaurantes. Crear un grupo para hacer presión y negociar con las aerolíneas. Si lo consiguiéramos sería una fuente de trabajo y la economía crecería un montón. Yo ya he hablado con Ushuaia y piensan igual que yo y voy a seguir luchando por ello. 

— Tiene usted mucho valor y determinación, supongo que gracias a ello ha conseguido tener éxito con Sankeys en Eivissa. Lo creó en 2011 y se ha hecho un hueco a pesar de competir con los mejores clubs del mundo. 
—Montar Sankeys en Eivissa ha sido un reto, ha sido como una montaña rusa de la que he estado a punto de caer y morir, pero siempre he aguantado y he seguido adelante. A pesar de todo, nunca cambiaría nada de lo ocurrido, me siento orgulloso de haber abierto con éxito el primer club de la isla desde que abrió DC-10. 

— Creo que el primer año tuvo problemas realmente graves....
—Sí, así es. Mi socio capitalista cayó, me dejó, pero yo sé que soy el mejor en lo que hago, así que persistí y no me rendí. Verá, tras ganar el galardón al mejor club del mundo en 2010, nos asociamos con la persona errónea. Me prometió dos millones de euros para invertir en Eivissa y en el último momento se echó atrás y me dejó tirado. Así que tuve que echar mano de amigos y conocidos para seguir adelante. Fue muy duro, estuve desesperado, al borde del suicidio, pero al final salió y ahora somos el club de la isla que más ha crecido en estos tres últimos años.