Las fuentes clásicas revelaban la isla de Eivissa como una tierra de «mediana fertilidad, escasez de viñedos y olivos insertados en los acebuches», comentó la arqueóloga Glenda Graziani durante su conferencia sobre la producción del Aceite de Oliva en Eivissa en la época antigua, ayer sábado en Can Lluc. Una isla que, desde sus inicios, se ha visto limitada por su extensión, por lo que su producto, que no puede competir en cantidad con la que se elabora en la península, se ha focalizado más en la ‘calidad’.

«El evento es una especie de presentación y degustación del aceite de Eivissa, todas las botellas tienen el sello Oli d’E que significa que es aceite de aquí, producido con aceituna y elaborada en la isla, únicamente», explicó Marià Tur, Presidente de la agrupación, quien añadió que el sello está limitado a los Aceites de Oliva Virgen Extra cien por cien y cuya agricultura sea integrada u ecológica.

15 marcas de aceites ibicencos cuentan actualmente con esta distinción, de las que 14 pudieron degustarse ayer en el agroturismo de Can Lluc, que acogió una jornada dedicada a dar a conocer el aceite de la isla. «Lo importante es poner en valor lo que tenemos en Eivissa y que a veces no valoramos lo suficiente; en otros países europeos venden aceites españoles por unos precios que aquí serían impensables», matizó Lucas Prats, propietario de Can Lluc.

Un producto local que merece ser valorado y que integra una amplia gama de matices, desde los más suaves y afrutados de la aceituna arbequina, cuya intensidad es prácticamente imperceptible, hasta la oliva picual, que se caracteriza por su toque más amargo y picante. «Pero también tenemos una intermedia que sería la mezcla de ambas o coupage, que busca un equilibrio donde se aprecian todos los aromas juntos: manzana, hierba, cereza, almendra verde… pero un poco más suavizados, dependiendo de la proporción», explicó Mariola Gómez, jefa de Panel de Cata del Laboratorio Unaproliva de Jaén.

Alrededor de 30 personas –entre gente interesada, empresarios y cocineros de la isla– acudieron a esta jornada, donde destacó la presencia de Jean Louis Nichel, distinguido chef que consiguió para El Bulli su primera estrella Michelin en 1974, quien declaró: «Mi paladar es más arbequina porque en Francia se usa más, la aceituna picual me resulta demasiado fuerte, mientras que el coupage me parece interesante y comercial», su aceite ideal sería pues una mezcla de 70 por ciento de arbequina y un 30 de picual.