Inés Sarmiento es una madrileña que llegó a Eivissa para «perderse» porque necesitaba un cambio de aire para reencontrarse, en un proceso de búsqueda interior y de estar en contacto con la naturaleza. «Eivissa es un lugar intenso que te permite buscarte a ti misma, buscaba una isla y aparecí aquí por casualidad, me la recomendaron y decidí probar». Así, con 24 años llegó a una isla de la que conocía bastante poco pero con la que encontró una conexión que le llevó a estar yendo y viniendo durante años, y con más frecuencia tras conocer al padre de su hija. «Por eso al final ya decidí establecerme aquí». Y de eso hace ya diez años.

El teatro es su pasión y por eso todo el tiempo que lleva aquí se ha dedicado a él. El primer verano trabajó en la calle, después cuando conoció a Rafa –padre de su hija– en un proyecto llamado la Muestra Creativa, en el que se dedicó a la parte de producción, luego dando clases de teatro a los niños como actividad extraescolar y finalmente también cuentacuentos. Por lo que cuenta, Eivissa es una isla con opciones, aunque a priori muchos puedan pensar lo contrario.

«Para mí sí tiene salidas y yo he vivido de ello porque hay bastante oferta de cara a actividades para niños y ocio y no hay tanta gente que se dedique al teatro o a la danza».

Inés habla con pasión por una profesión a la que, ya desde los 7 años, tenía muy claro que quería dedicarse. Una vocación que se fue afianzando con el paso del tiempo y que le llevó a entrar en la Escuela de Arte Dramático con 17 años.

«Por eso, tenía claro cuando llegué a Eivissa que no quería poner mi energía en otra cosa que no fuera el teatro y por eso me focalicé en ello».

Además, para ella el teatro no es solamente una manera de ganarse la vida. «No sólo me dedico a lo que me da de comer porque entonces se acabaría muriendo mi profesión, acabaría consumiéndola. Necesitas poner pasión, este trabajo no está pagado, ningún arte lo está, pero no es eso lo que te mueve, sino lo que deseas sacar». Así, defiende que todos tenemos una necesidad de expresión interna, aunque luego cada uno elige un lenguaje diferente para transmitirla y ella elige el teatro.

Teatro experimental

En su caso, se identifica con una variante particular, el teatro experimental que «no parte de texto sino más de laboratorio, de creaciones colectivas». Algo que ya practicaba en Madrid y que también está haciendo ahora en Eivissa, con Paraíso cero que el 3 de julio se reestrena en el Centro Cultural de Jesús. Una obra que Inés dirige y coprotagoniza, junto a Beatriz de Astorza y que parte del «quienes somos» para contar una historia de un modo abstracto, fusionando acción performática en escena, lenguaje audiovisual y el trabajo con el objeto. 
Por ello, requiere de un espectador activo, «que esté uniendo las piezas según su propia experiencia y que quiera llegar a su interior por medio de los sentimientos y de los símbolos que están permanentemente presentes».

Una forma de entender este arte en la que asegura que es imprescindible encontrar gente que entienda tu manera de trabajar. «Hay una base de confianza en mí por parte de Bea muy potente porque, si no, no te vas a dejar llevar por alguien». De hecho, choca que declare que no le interesa trabajar con «personajes», ya que «no soporto, un actor o actriz actuando, quiero autenticidad, energía verdadera y pura vinculada a la acción y algo que sucede en el momento».

Inés Sarmiento tiene muchas cosas que contar y expresar, y las visualiza en forma de imágenes, acciones, de palabras... una profesión con la que se ha hecho un hueco en Eivissa.

«Uno hace lo que siente donde sea y la isla me ha tratado bien y me ha dejado hacer y vivir de lo que me llena».