Mohamed Chendri es el mayor de cinco hermanos. Nació en un pueblo cerca de Chaouen, en Marruecos, hace 27 años, aunque desde 2001 vive en la isla adonde se trasladó con su familia, después de que su padre hubiera pasado varios años yendo y viniendo por temas laborales. Moha, que así prefiere ser llamado, entró con 13 años al IES Sa Blanca Dona y también estudió un tiempo en el IES Santa María, pero reconoce que los estudios no terminaban de motivarle porque le costó el cambio de idioma.

«Al final terminé dejándolo y encontré trabajo a los 16 años en el taller Montañes como aprendiz de pintor de coches», hasta que en 2008 le llamaron para sustituir a su maestro que murió en un accidente, «para mí fue una oportunidad y la aproveché». De esto han pasado ya 11 años. Por eso, Moha reconoce que aunque «éste es el trabajo que me da de comer pero mi pasión real es otra». Se refiere a la fotografía, un campo en el que entró casi por casualidad y debido, según apunta, a una obsesión por las cámaras.

Su primera cámara fue una digital que compró en el mercadillo de Sant Jordi por 20 euros en el 2009, con la que empezó a hacer fotos a familiares; aunque después desarrollaría una especie de obsesión por adquirir modelos superiores. «Me gustaba más comprar cámaras que la fotografía en sí. Era una adicción por tener cámaras mejores, pero también era un gasto que no compensaba».

Cuenta que a su corta edad ha podido poseer alrededor de una veintena, porque se dedicaba a vender y comprar. «Pero llegó un momento en el que pensé que tenía que parar, dejar el tema de las cámaras y centrarme en aprender sobre fotografía». Algo que comenzó a hacer gracias a los video tutoriales de YouTube ya la gente que fue conociendo, especializada en este campo. «El primer fotógrafo Juan Pietro fue de los primeros que me ayudó, me gustaba salir con gente para aprender». Luego empezó a aprender también con otras personas como Marta Rojo e Ivan Ajenjo gracias a quien conoció la galería Ibiza Best Photo. «Hicieron la primera reunión el año pasado, porque lleva poco tiempo abierta, y cuando fui no conocía a nadie pero poco a poco me fui integrando y enterándome de los proyectos que tenían en marcha.

En esa reunión conocí a los mejores amigos que tengo actualmente», señalando entre ellos a Ana González y al galerista Vicent Planells, pues ambos han tenido mucho que ver en su evolución en el mundo de la fotografía. De hecho, Planells le ha nombrado Presidente de Honor del Club Ibiza Best Photo, un cargo que Moha asume con mucho orgullo.

Su inmersión

«Al principio pensé que la fotografía era algo fácil, coger la cámara y disparar, pero luego me he dado cuenta de que hay varios temas a tener en cuenta, como la composición de la foto y que te transmita algo, que es muy complicado». Él reconoce que aún está aprendiendo, pero que para ello se ha rodeado de buenos amigos con sus mismas inquietudes. «También la gente me ha ido conociendo a mí, gracias al tema de la galería que me está ayudando muchísimo a avanzar con los concursos y las exposiciones... Era como salir a un mundo nuevo; poder exponer era algo que no me imaginaba, poner tu foto en una galería y que la gente las viera era un sueño».

Su estilo también ha evolucionado, desde los paisajes hasta centrarse más en retratos o fotografía de calle. «A día de hoy hago un poco de todo: macro, paisajes... pero más o menos ya me puedo decantar». Por eso, reconoce que si hace dos años alguien llega a decirle lo que ha avanzado y dónde ha llegado no se lo hubiera creído. «La fotografía ha marcado un antes y un después en mi vida, es algo que me llena, es mi hobby y no puedo vivir sin ello. Por eso, trato de mejorar cada día y seguir aprendiendo. La verdad es que no sé dónde me llevará la fotografía, vivir de ello es muy complicado, pero quién sabe, sueños tenemos todos», concluye.