Un joven de Sant Antoni que condujo temerariamente por la avenida de Sant Agustí y al que la Guardia Civil sacó literalmente de una discoteca de esta localidad ha resultado absuelto porque se sentó en el banquillo acusado de sólo un delito contra la seguridad del tráfico por conducir bebido. Así lo ha decidido la juez Clara Ramírez de Arellano, titular del Juzgado de Lo Penal número 1 de Eivissa, magistrada que en esta sentencia resalta que el fiscal no realizó ninguna calificación alternativa en este sentido.

La juez Ramírez de Arellano sí considera probada la actuación irregular del conductor al que la Guardia Civil logró someter a una alcoholemia después de 40 minutos de espera para que el sospechoso saliera de la discoteca donde se hallaba.

Chupitos

Sin embargo, valora que no hay pruebas concretas que demuestren que el sospechoso circulara bebido cuando una patrulla del Instituto Armado vio su vehículo haciendo todo tipo de maniobras irreglamentarias. Todo ello, después de que el acusado asegurara que bebió sólo cuando se hallaba dentro de la discoteca, lugar donde sí dijo haber ingerido «unos chupitos».

Tras ser convencido para que saliera del establecimiento, el acusado aceptó someterse a la etilometría, arrojando ésta tasas de 0,56 y 0,51, prueba que tampoco se considera concluyente.

El suceso tuvo lugar en la madrugada del 30 de agosto de 2009. El Ford Orion que conducía el acusado, un joven de Granada residente en Sant Antoni, fue seguido por la Guardia Civil cuando los agentes vieron a este vehículo adelantar a otros coches en línea continua y luego entrar en una calle por dirección prohibida. El sospechoso estacionó con rapidez en el aparcamiento de la discoteca y cuando llegaron los guardias civiles éste ya había logrado acceder a la discoteca.