Hay canciones que marcan el curso de nuestras vidas. “Enero en la Playa” es la maravillosa banda sonora que ha puesto luz a multitud de viajes e instantes felices con mis amigas del alma, María Moya y Mercedes Ortiz, con quienes la he cantado gritando hasta límites insospechados. Una melodía que ha sonado estos días en la intimidad de Ibiza con la magia de esas cosas que solo pueden ocurrir en la isla más especial del mundo y en las que, sin saber muy bien cómo, te ves subida en el escenario entonando su letra junto con Marc, el compositor de Facto de la Fe y las Flores Azules, quien hoy lidera su nueva banda Facto y los Amigos del Norte. ¿Cómo se pasa de escuchar hasta la saciedad un CD, a la vieja usanza, en la ducha, en casa, en el coche, en la intimidad y en compañía, a ponerle voz? No sabría cómo responderles a ello, aunque cuando tienes una agencia de comunicación todo es posible. Lo cierto es que algunas veces tienes ideas que aparecen alocadas pero que cuando aterrizan demuestran que los molinos sí pueden ser gigantes contra los que combatir y que tiene más poder un libro que una lanza. Así fue como ideamos la campaña de Playasol Ibiza Hotels para 2017, a la que pusimos banda sonora con la complicidad de todo un equipo de gente maravillosa (Felipe, Bea, Alejandro, Antonio, Anita y Silvia) y que sedujo a su director general, Antonio Doménech, quien resultó ser tan fan como yo de un disco que también ha cobrado vida en su historia. No puedo desvelarles más sobre cómo sonará Playasol el año que viene, ni sobre la que auguro será la canción del verano, pero que nos vamos a la playa, calentitos debajo de las mantas, y a cerrar los ojos un minuto “para que nos lleven a un lugar”. Es también la primera canción que compartí con mi novio a quien miraba la noche de San Juan, en el minuto exacto en el que se iniciaba su santo, nerviosa, con el micrófono fuertemente cogido, mientras intentaba afinar con un susurro en el que le confesaba “vivan las noches del sol, la sal en tus labios”. Como les decía, ese tipo de cosas, impostar la voz con uno de tus artistas preferidos que, curiosamente resulta ser el hermano de tu vecina, en un evento de uno de los clientes de tu agencia, solo pueden pasar en Ibiza. Esa fue mi primera escena; lo más increíble es que hubo otra más en la que ya me vine arriba, me desnudé de mi pudor y entoné la parte femenina de “Mar del Poder”. Al bajar me abordó Pocholo y me preguntó sobre mi experiencia durante diez años en radio y qué tipo de programa debería hacer él para triunfar en las ondas. De nuevo, ese tipo de cosas que se suman a tu anecdotario de historias dignas de “Big Fish”.

De este modo canté y bailé la mágica noche de San Juan en un concierto privado al que dio vida Playasol Ibiza Hotels en la presentación oficial de su nuevo hotel Bossa Flow, sintiéndome parte de una película con todos los ingredientes para llenar millones de salas: buena música, sorpresas, como un maravilloso guitarrista tocando descalzo en su suite principal, un saxofonista que te hacía cerrar los ojos ante su pericia, una malabarista que lanzaba al aire antorchas de fuego, un catering maravilloso, un columpio cuajado de flores… y un salto con todo el equipo de marketing a las nueve olas de Platja d’en Bossa en las que pedimos un deseo: que el vídeo promocional del grupo para 2017 al que hemos dado vida se convierta en un éxito que muestre la cara que todos amamos de Ibiza. Esa en la que todo es posible, donde rezuma el amor, las sonrisas y la ilusión y en la que las emociones fuertes van de la mano con el recuerdo de quiénes somos y en quién queremos convertirnos.

Prometo avisarles la próxima vez que Facto y los Amigos del Norte actúen en nuestra isla, que será muy pronto, y, por si me sacasen de nuevo al escenario, ya estoy ensayando las letras para seguir escribiendo esta maravillosa historia que solo puede leerse en un lugar como este, donde la tinta es mágica y nos permite dar vida a nuestro propio destino.