lObama dialoga con Berlusconi y Sarkozy durante la reunión del G-8 celebrada ayer en Toronto. | Efe - SERGEI ILNITSKY

El G-20 acordará reducir a la mitad sus respectivos déficit en el año 2013 así como estabilizar o reducir la deuda en proporción al PIB en 2016. Aún así, el texto final no incluirá ningún tipo de recomendación específica y se limitará a reconocer la necesidad de reducir los saldos negativos.
De igual modo, se incluirá una mención positiva al anuncio realizado la semana pasada por el banco central chino para reintroducir el tipo de cambio en su moneda, el yuan. Además, el G-8 se centró en cuestiones de seguridad internacional como la condena al ataque de Corea del Norte que provocó el hundimiento de la corbeta surcoreana, Cheonan, el pasado mes de marzo.
El primer ministro canadiense, Stephen Harper, lo explicó en términos crematísticos: «Irán y Corea del Norte han elegido adquirir armas que amenazan a sus vecino y, el mundo debe asegurarse que esa amenaza tenga un precio». Para Harper «el actual proceso de recuperación de la economía todavía es frágil y existen muchos riesgos de cara al futuro». Su opinión llega en medio del acalorado debate entre EEUU y Europa sobre el camino a seguir ahora que la economía global ha comenzado a recuperarse.
Washington recomienda una retirada lenta de las medidas de estímulo, mientras que Alemania, Gran Bretaña y el país anfitrión, Canadá, entre otros, hacen hincapié en la necesidad de poner en marcha un plan de austeridad fiscal. Según el borrador, los países del G-20 se mostrarán favorables a la posibilidad de que cada país miembro pueda aplicar impuestos a los bancos para financiar sus respectivos planes de rescate fiscal. El secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, minutos antes de la cumbre dijo: «Saldremos de la crisis a velocidades diferentes».