Los vecinos de Forada compartieron grandes momentos entre ellos y enseñaron a los turistas las tradiciones ibicencas. Foto: D. ESPINOSA

Las localidades de Santa Gertrudis y Forada rindieron ayer un auténtico homenaje a la tradición con sus ballades de pou que reunieron en ambos sitios a decenas de vecinos, residentes y turistas dispuestos a disfrutar de juegos tradicionales, del ball pagès y de una cuidada gastronomía.

El ancestral pozo de Forada recuperó ayer tarde el esplendor de tiempos pasados y su enclave volvió a cobrar, como por aquellos entonces, un gran protagonismo como punto de reunión para los vecinos de la zona que allí se dieron cita para disfrutar de una amena tarde de convivencia familiar, con motivo de la celebración de su tradicional Festa del Pou. Un evento que está marcado en el calendario para el segundo domingo del mes de octubre, pero que tuvo que suspenderse la pasada semana por las inclemencias meteorólogicas.

Ana Prats, presidenta del Grup Folklòric Brisa de Portmany, explicó que «esta fiesta del pou viene desde tiempos muy antiguos, cuando la gente se reunía para celebrar la recogida de las cosechas. Los vecinos se ayudaban entre sí unos a otros en las labores del campo y, después, se congregaban para hacer fiestas familiares junto a los pozos, que eran comunales, en señal de bendición y de agradecimiento porque el agua era escasa y muy necesaria. Ahora las collas de los pueblos intentamos recuperar estas tradiciones de nuestros mayores para que se conserven y nuestros hijos también las puedan conocerlas y disfrutarlas».

La fiesta payesa organizada en el paraje natural que circunda el Pou de Forada congregó a unas doscientos asistentes de todas las edades, que pudieron dar rienda a sus ganas de esparcimiento con un buen número de actividades lúdicas y culturales, amén de deleitarse con una generosa oferta gastronómica. Entre las distintas propuestas, tanto el público infantil como el adulto pudo divertirse y participar en un variado abanico de pruebas, como es el caso de los concursos de ucs y de brular es corn, el tir amb bassetja o la tirada de bitlles, así como con una extensa colección de juegos tradicionales como el baile de las sillas, el tiracorda y las carreras de sacos o de esquíes payeses.

Carla Valera, de 7 años de edad, vecina de Sant Antoni de Portmany, vestida con el traje típico de payesa de faena, se mostró feliz y encantada con una fiesta en la que reconoció que se lo estaba pasando en grande. «Lo que más me gusta es bailar. Los juegos tradicionales también me gustan todos y no sabría decir cuál es mi favorito. He participado en la carrera de sacos, en el juego de la caña y en el baile de las sillas. Aunque no he ganado en ninguno, en el de la caña he llegado hasta el final y ha sido muy guay». Y aseguró, además, con la resolutiva presteza de su corta edad que «esta fiesta en el pou es muy divertida y muy interesante para nosotros, los que somos niños, porque además de pasar una buena tarde en el campo con la familia aprendemos las tradiciones de nuestros abuelos para que no se nos olviden».

La Festa de Pou de Forada, que se prolongó hasta la medianoche, siguió poniendo en valor las tradiciones ibicencas con una hermosa demostración de ball pagès que corrió a cargo de la Colla de Sant Mateu, que fue invitada para la ocasión para que devolviera así la visita que los danzantes de Forada realizaron en verano a las fiestas de su pueblo.

La jornada campestre se completó, finalmente, con la celebración de una animada rifa en la que se sortearon jugosos premios cedidos por las entidades y empresas colaboradoras, destacando entre todos, una impresionante y bien surtida cistella de sa abundancia, con el objetivo de recaudar fondos a beneficio del Grup Folklòric Brisa de Portmant, a fin de que sus integrantes puedan renovar sus vestuarios y para sufragar parte de los gastos de los desplazamientos culturales que realizan para acudir a los festivales folclóricos en los que participan fuera de la isla.