La auditoría concluye que la UTE FCC-Ortiz e Hijos, constructora de la autovía de Sant Antoni, colocó drenajes, cruces, barreras y señalización que no se corresponden con el proyecto modificado nº 1 de la carretera.

Por ejemplo, se detectan «gran cantidad» de cruces para caminos y parcelas no reflejados en los planos, que aunque estén señalizados «afectan directamente a la seguridad de la circulación», dice la auditoría, que considera también que hay algunos carriles de entrada y salida que tienen una diferente curvatura a la que estaba prevista. Esto pasa en las vías auxiliares del túnel de Sant Rafel o en la variante de Can Tumàs.

Asimismo, existen dos obras de drenaje que estaban contempladas en los planos que no fueron ejecutadas. Otros cinco drenajes sufrieron alguna variación de dimensiones o de situación respecto a lo reflejado en el proyecto. Según la auditoría, todo ello debería comprobarse para ver si el sistema de drenaje es válido. Además, el drenaje longitudinal tuvo una ejecución «incorrecta».

Limpieza deficiente

En este punto la auditoría también señala que el estado de limpieza de las instalaciones de drenaje es «muy deficiente». Existe «abundante vegetación, escombros y basura», además de canalizaciones «que no responden a necesidades conocidas». De hecho, se considera que debería limpiarse cuando sea preciso y no cada dos años como estipula el pliego.

En cuanto al acerado, hay numerosas diferencias entre lo plasmado en los planos y lo realmente ejecutado. Por ejemplo, hay ausencia de acero en isletas y glorietas y en el paso del torrente de es Furnàs, una instalación esta última, que «refleja un nivel de mantenimiento muy deficiente». De hecho, hay restos de basuras y de biondas que «pueden alterar su funcionamiento hidráulico».

También hay deficiente señalización en varios puntos y la longitud de las pantallas de metacrilato junto a la discoteca Amnesia es 20 metros menor de lo previsto en los planos. Además, hay tres paradas de bus más y éstas incumplen lo que establece el plan director de transportes. Tampoco hay postes SOS para accidentes pese a que el Govern lo exigía.

Por otro lado, la auditoría concluye que el control de calidad realizado durante la ejecución de la carretera de Sant Antoni ha sido «deficiente», tanto en el alcance como en los resultados. De los pocos ensayos disponibles, los resultados obtenidos «no son favorables» y además no se han puesto medidas para paliar esta situación. La auditoría también considera «significativo» que no se haya hecho ningún tipo de análisis al ver que hay resultados desfavorables en una parte muy importante de los hormigones.

El aumento de la velocidad a 100 km/h implica un «riesgo importante»

La auditoría asegura que el aumento de la velocidad que hizo el actual Govern en algunos tramos de la carretera implica un «riesgo importante». Se trata de un incremento en los límites de velocidad a 100 km/h que fue solicitado en su día por el Consell. Según la auditoría, teniendo en cuenta que la definición previa de la vía es C-80 la ampliación de la velocidad «debería ser objeto de un estudio específico». En los tramos en los que se ha aumentado el límite de velocidad existen «incorporaciones directas a la vía y sin carriles de cambio de velocidad». Esto, según el documento técnico supone un incumplimiento de la norma e implica «un riesgo importante».

La auditoría también advierte de la peligrosidad que supone el hecho de que haya cubos de basura con ruedas en los arcenes que podrían ocasionar situaciones de peligro al ser arrastrados por el viento, por manipulación de terceros o durante la operación de retirada de residuos.

Se cumplió laley en cuanto a restos arqueológicos

La auditoría concluye que la empresa constructora cumplió con lo estipulado en la ley de patrimonio durante la ejecución de las obras de la autovía de Sant Antoni. «Las obligaciones fueron cumplidas por el concesionario, según la documentación analizada», dice la auditoría, que indica que aunque constan denuncias de ecologistas respecto a la vulneración de la ley, «no hay documentación que permita mantener que estas disposiciones fueran incumplidas». De hecho, la protección de los elementos arqueológicos se tuvo en cuenta durante la fase de redacción y tramitación del proyecto y el concesionario encomendó el seguimiento de las obras a arqueólogos con titulación. En varias ocasiones se paralizaron las obras y se dictaron resoluciones relacionadas con la protección de los restos.

Notas al margen

No hay información sobre el túnel de Sant Rafel

Los auditores dicen que a nivel visual no se aprecian problemas en el túnel, pero remarcan que no hay certificados de suministro e instalación de equipos o de puesta en marcha, por lo que no se puede constatar su funcionamiento.

No hay almacén pese a que el Govern lo exigía

La auditoría recalca que no hay instalaciones de taller/garaje/almacén para las labores de conservación de la carretera pese a que era un requisito establecido en la licitación.

Irregularidad con el cerramiento de una finca

La auditoría considera una irregularidad que se contemplara el cerramiento y la colocación de la puerta de una finca de Sant Antoni dentro del presupuesto del proyecto, cuando tenía que ver con el proceso expropiatorio.

Plantaciones modificadas y «muy deterioradas»

La auditoría asegura que se han modificado algunas plantaciones respecto al proyecto. En los taludes y algunas isletas las plantas «están muy deterioradas, lo que refleja una falta de mantenimiento adecuado»