Las campañas de ayuda a los refugiados necesitan voluntarios, ideas, proyectos y también dinero para que estos se lleven a cabo. Hay quien puede viajar hasta Idomeni, a Lesbos o a tantos otros sitios y prestar su ayuda directamente, pero a la mayoría de nosotros nos atan mil y una cosas a nuestras casas.

Aún y así, siempre hay alguna cosa que podemos hacer. Un pequeño grano de arena que pueda ayudar a mover las cosas y hacer que los que padecen frío y hambre atrapados en los campos y las viejas fábricas en ruinas a las puertas de nuestro continente, tengan un poco de esperanza.

Los niños y niñas de Formentera protagonizan estos días una de estas acciones encaminadas a recaudar fondos para los refugiados. Se trata, simplemente, de reciclar, de transformar materiales como plásticos, tejidos, papeles o cerámica y darles otro sentido, una nueva vida que sirva para iluminar las vidas de aquellos que no tienen la suerte que aquí tenemos.

Dentro de la programación de la campaña Formentera amb Síria, el Consell de la isla y la ONG local Progreso y desarrollo humano han organizado varios talleres para que los escolares de la Mola, Sant Ferran y Sant Francesc pudieran diseñar y decorar diversos materiales y convertirlos en objetos que este sábado se pondrán a la venta en un mercado solidario en el Centre Antoni Tur Gabrielet. «La finalidad es recaudar dinero para enviar a los campos de refugiados de Grecia», explicó a este periódico Carolina Blasco, integrante de la ONG Progreso y desarrollo humano y coordinadora de la campaña Formentera amb Síria. «Nosotros hemos elegido un proyecto, que es la Móvil Kitchen, una cocina móvil que se ha hecho aquí en España gracias a múltiples donaciones».

Contenedor de mercancías

Concretamente, la historia empezó con un contenedor de mercancías de barco metálico que fue adaptado y transformado en una cocina-catering móvil con capacidad para producir hasta 2000 raciones de comida cada turno de tres horas de funcionamiento. La Móvil Kitchen ha llegado hace unos días a los campos de refugiados del Norte de Grecia y «la idea es que se pueda desplazar allá donde se la necesite, ya que el problema de la alimentación se ha agudizado cuando los refugiados se han visto obligados a permanecer confinados en los campos y llevan un año comiendo solo arroz, pasta y patatas».

Por ello, los promotores de la Móvil Kitchen quieren hacer llegar comida sana a los refugiados. Para conseguirlo, se han opuesto en contacto con productores locales para proveerse de frutas, verduras y carne para poder cocinar platos más nutritivos, sanos y equilibrados. Así, los niños y niñas de Formentera y sus manualidades, se convierten en uno de los ejes solidarios que permitirán que miles de personas puedan tener un plato de comida caliente. Toda una cadena de favores que empieza con algo tan simple como reciclar.