El popular mercadillo de Punta Arabí ha cumplido esta temporada 44 años de vida consolidado como uno de los más importantes de todos los que se celebran en la isla. | MARCELO SASTRE

Si el popular Hippy Market de Punta Arabí abrió la primera semana del pasado mes de abril mostrando músculo, ayer durante la despedida de esta temporada no podía ser menos. Una vez más volvió a demostrar que se encuentra en plena forma a pesar de haber cumplido 44 años de vida con una gran fiesta de cierre desde las 10.00 a las 18.00 horas a la que acudió una gran cantidad de público para las fechas en las que estamos, la última semana del mes de octubre.

Al igual que en el opening, que tuvo lugar el 5 de abril, el grupo elegido para dar el concierto más importante de la jornada fue la banda ibicenca Azibi. Fue en la carpa y al igual que entonces hicieron vibrar sorprendiendo al público con su fusión de distintos estilos musicales como el trance, la étnica, la psicodelia o la música electrónica. Tampoco faltó a su cita Rafa, el chef del Hotel Club Cala Martina, que volvió a deleitar a todos los presentes con la paella que cocinó, y los voluntarios que se prestaron a impartir talleres infantiles de atrapasueños, coronas de flores y maquillaje de caras.

Un cierre perfecto para una temporada de récord. Según explicó ayer a PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA el organizador del mercadillo, Thomas Hofmann, «este año han pasado cada miércoles unos 10.000 visitantes llegados de todas partes del mundo». Una cifra increíble que provoca que, en agosto, circular por los puestos pueda llegar a ser agobiante «entre la gran cantidad de gente y el intenso calor». A pesar de ello, y de que algunos vendedores se quejan de que «mucho mirar y pasear y poco comprar», lo cierto es que, según Hofmann, «hay una amplia lista de espera para poder tener el año que viene un puesto permanente». Incluso, se ha dado un hecho que no se había dado nunca: «Todos los que han reservado ya su plaza han pagado su tarifa correspondiente por adelantado, antes incluso de que termine la temporada de 2017».

Sin embargo, formar parte de esta «gran familia» no es una tarea sencilla. Actualmente, forman parte del Hippy Market unos 500 puestos y la organización, de momento, no tiene intención de ampliar la oferta. Además, Hofmann aseguró que para ser seleccionado hay que demostrar que lo que ofreces es un producto artesano «para mantener así la esencia» que ha hecho famoso a este lugar, convirtiéndole en uno de los mercadillos más importantes de Ibiza.

Una esencia que se refleja, sobre todo, en algunos vendedores de productos artesanos que llevan prácticamente desde el inicio del mercadillo y que parecen anclados en la Ibiza de los hippies de los años 60. Algo que gusta, y mucho, a los turistas que recorren los puestos. «Lo que más nos gusta del Hippy Market es que puedes encontrar cosas diferentes al resto para llevar a casa y que, además, muchos de los vendedores nos recuerdan a todo lo que hemos visto en las películas sobre la Ibiza más bohemia», aseguró ayer Pili, una visitante de Sevilla que ayer daba una vuelta a primera hora acompañada de su marido Pepe y un grupo de amigos. Sin embargo, al citado Pepe, este espíritu hippy no le acababa de convencer. «Eso está muy bien, pero creo que al final es postureo y un aliciente más para vendernos una Ibiza que ya no existe», aseguró mientras señalaba el puesto de merchandising que nada más entrar al mercadillo da la bienvenida al visitante ofreciendo la posibilidad, al más osado de hacerse una fotografía con unos atuendos que parecen sacados de las distintas fiestas Flower Power que se organizan en distintos lugares de la isla.

Fusión perfecta

Otro de los alicientes de este Hippy Market es la fusión perfecta entre los artesanos «de toda la vida», las nuevas generaciones de creadores, aquellos vendedores que traen sus productos importados de cualquier lugar del mundo, fundamentalmente India y Asia, o los senegaleses que ofrecen sobre todo productos de cuero.

Tal vez por ello un año tras otro el visitante se encuentre con una amplia oferta en una sucesión interminable de puestos muy bien colocados a lo largo de las distintas calles. En ellos se puede encontrar de todo: desde conchas, productos del mar o fósiles, hasta zapatillas coloridas realizadas con mantas tradicionales peruanas, productos de plata y estaño, antigüedades, pulseras de todo tipo, vestidos, camisetas, bolsos, productos personalizados para perros, bastones en oferta al precio de 20 euros, esponjas y carteras mágicas. Así que aquí, el que busque un regalo o darse un capricho y no lo encuentre posiblemente no lo hará en ningún lugar.