¿Te cuesta estar motivado?

A menudo oímos lo importante que es estar motivado para lograr lo que nos propongamos. Nuestra motivación, ese estado interno, ese impulso que nos mueve y nos da la energía y la dirección para realizar determinadas acciones y persistir en ellas, es clave para lograr nuestros objetivos. Hay días en los que podemos sentir mucha energía para luchar por conseguir algo, y otros en los que nos cuesta mucho avanzar. Además, todos somos diferentes con respecto a lo que nos motiva, y a la fuerza, energía y persistencia con la que contamos. Muchas personas creen que para lograr objetivos solo hay que ser trabajador y disciplinado. Esto es una verdad a medias: en realidad, solo cuando estamos verdaderamente motivados, somos capaces de lograr ciertas metas.
Pero, hay algunas cosas que podemos hacer para aumentar nuestra motivación.

Por ejemplo:

- Desarrollar un buen plan de acción. Dividir nuestra meta final en pequeñas submetas que nos vayan acercando paulatinamente a ella. Cada vez que consigamos uno de esos hitos, permitirnos celebrarlo y felicitarnos. Nos puede ayudar mucho llevar un diario de nuestros avances que nos ayude a tomar conciencia de los progresos que vamos realizando.

- Guardar nuestra energía física y psíquica para emplearla en lo que realmente queramos conseguir, y no malgastarla en cosas que nos alejen o nos distraigan de nuestro objetivo.

- No escatimar en esfuerzos y decisiones. A veces, tenemos que invertir tiempo, o gastar dinero en algo a corto plazo, para conseguir el objetivo a largo plazo. Pero, debemos de mirarlo como una inversión, no como un gasto.

- Nunca perder de vista nuestro objetivo. Cuando aparezcan inconvenientes, asumirlos como parte del proceso y entender que, a veces, la meta no está en línea recta, sino que puede haber curvas y subidas y bajadas.

- No gastar nuestro tiempo en quejarnos, ya que eso sólo nos quita energía y no nos soluciona nada.

- Obligarnos a actuar. Habrá ocasiones en las que tengamos poca energía y otras en las que tendremos que realizar tareas que no nos gustan nada. Se trata de simplemente, hacer lo que tengamos que hacer, sin
pararnos a pensar en si tenemos ganas o no.

- Aprovechar los días en los que nos encontremos más alegres, optimistas y con más energía, para hacer las cosas que más nos cuestan o que son más difíciles.

- Rodearnos de personas optimistas, que luchan por lo que quieren conseguir. Todo se contagia, el pesimismo
y el optimismo. Y, si a nuestro alrededor tenemos a personas positivas y optimistas con una fuerte motivación, eso nos ayudará.

- Fijarnos en lo que ya hemos avanzado y en lo que hemos conseguido, y no en lo que nos falta todavía por conseguir. Centrarnos en el día a día, nos ayudará a no pensar en lo que aún nos queda por delante.

- Pensar siempre en positivo. Nuestros pensamientos van a influir decisivamente en nuestro resultado.

- Imaginarnos logrando nuestros propósitos, cada día. Un truco psicológico altamente efectivo que utilizan los deportistas de élite consiste en visualizar mentalmente cada día el resultado que deseamos alcanzar, durante varios minutos y con muchos detalles, imaginando el éxito y la satisfacción de lograrlo.

- Relativizar nuestro fracaso. Que fallemos un día, no significa que hayamos fracasado en nuestros propósitos. Si un día no conseguimos avanzar nada, debemos relativizarlo y no darle más importancia. Todos tenemos un mal día en que la pereza nos paraliza.

- Compartir nuestra meta con alguien. Si conocemos a un familiar o un amigo que tenga unas metas parecidas a las nuestras, podemos aliarnos y apoyarnos el uno en el otro, para seguir avanzando juntos y animarnos en los momentos de bajón.

- Preparar nuestra mente para los momentos difíciles. En estos momentos en que no nos salen las cosas como desearíamos, pueden venirnos a la cabeza ciertos pensamientos derrotistas y las ganas de abandonar. Si somos conscientes de ellos, podremos gestionarlos para que no nos afecten.

- Hacer una lista con nuestras razones para seguir motivados. Si conocemos los motivos que nos empujan a seguir tirando del carro y a esforzarnos cada día, tendremos mucho ganado.

- Inspirarnos en otros. Cuando perseguimos un sueño, es probable que otras personas ya lo hayan conseguido
antes que nosotros. Contar con el apoyo de una persona con una larga experiencia que nos explique algunos trucos y reflexiones, nos facilitará mucho lograr lo que nos proponemos. También podemos buscar cursos o seminarios de personas que hablen sobre aquello que nos interesa.

- Intentar incluir en la consecución de nuestro objetivo actividades que nos apasionen. Es importante que escojamos los pasos que daremos en base a lo que nos gusta hacer, porque así, estaremos más motivados.

- Inspirarnos con las pequeñas cosas del día a día. Encontrar inspiración en pequeños detalles cotidianos, nos ayudará a avanzar.

- Y, sobre todo, disfrutar del camino y de la ilusión que nos produce el perseguir nuestros sueños.

Y tú, ¿cómo te motivas?