37 Pascale Marthine, El constructor de sensaciones. CAC, Málaga 2016

Es un tema que inicialmente tiene una aparente mancança pero a su vez invita a recrearse imaginando imágenes ciertamente temporales. Una vez más un clic puede abrir mundos desconocidos y ampliar sensaciones poniendo un punto a parte o final a las propuestas recibidas en un principio, según se mire.

Igual que las palabras radiadas, una imagen en blanco y negro es capaz de sorprendernos cuando intentamos identificar lo retratado. Y hablando de retratos, es curioso como una escala de grises es capaz de resaltar notablemente facciones y rasgos de los rostros. No sé por qué en este caso la ausencia de color acentúa belleza, expresión y en muchísimas ocasiones nos alcanza con más intensidad que la versión polícroma.

Tal vez precisamente esta ausencia de color simplifica expresiones y activa impresiones por la supresión de información. Tal vez. También podríamos reducir esa deducción a una banalidad, afirmando que simple y llanamente evita defectos. Pero alejándonos de experimentos cercanos a la negatividad, atengámonos sencillamente a los resultados. Sin duda el retrato humano en grises favorece.

Favorece como en este caso, el formato de esta sección. Pero claro, hay que tener en cuenta siempre que es en grises y que imágenes que destacan por su colorido, no caben en este espacio, porque es un tanto difícil hablar del color en su ausencia, o no.

En esta ocasión la imagen contrasta visiblemente con el enunciado de la muestra: “El constructor de sensaciones”. Lo que apreciamos en esta instalación ciertamente agresiva, son estacas que invaden el espacio amenazando al visitante, por ejemplo. Y casi podríamos cambiar el título a destructor de sensaciones. Aquí vemos como el color es sumamente importante y como es capaz de presentar las más diversas expresiones artísticas, dando información útil y necesaria para entender la obra de una u otra manera.

Recuerdo en estos momentos un libro infantil, en el que en una página aparece algo de alguna manera y en la siguiente lo que realmente es. Me explico: por un lado un señor de apariencia hostil, rostro enojado y dando más bien una imagen que admite rechazo; por otro, otro señor visiblemente amable bien vestido y sonriente. Volteando la página se les ve a los dos de espaldas, el primero con una flor y el segundo sujetando una porra. En este caso son imágenes evidentemente didácticas.

Otro dibujo que se me viene a la mente es el sombrero que aparece en El Principito. Este ejemplo y el anterior, apuntan con claridad a las distintas posibilidades que ofrecen puntos de vista, información, apariencias y demás características que invitan a crear opinión, independientemente si agradan o no. Aquí dedicado más bien a un público infante, lo que no quita que los que ya no lo somos, no podamos apreciarlo.

Pues describiendo sensaciones no resta más que decir que ésta estacas son ciertamente estacas, cuyas puntas aparecen impregnadas de los diferentes colores que contienen precisamente las típicas cajas de lápices. Ahora actúa la imaginación y no sabemos si estas estacas amenazantes, estos terribles lápices tal vez manchados de rojos, son o no. Y aquí es cuando les invito a visitar la versión web de esta sección para salir de dudas. También la página del CAC de Málaga evidentemente. Y la impresión que deja esta muestra al visitante, con estos sobredimensionados utensilios de trabajo, montados en un espacio expositivo amplio, se aleja ciertamente de cualquier propuesta amenazante.