El Estado húngaro ha tomado el control de Magyar Alumínium (MAL), la empresa responsable del vertido tóxico que ha causado ocho muertos en el oeste del país y graves daños ecológicos, tras la detención de su director.

«La empresa responsable de la catástrofe debe ser puesta bajo el control del Estado», dijo el primer ministro húngaro, Viktor Orban, en una intervención en el Parlamento en la que recalcó que la «negligencia humana» está detrás de la catástrofe. En su discurso, el jefe de Gobierno húngaro prometió un proceso legal «severo y justo», tras asegurar que no se puede «seguir viviendo con peligros secretos».

«Tenemos razones para creer que hubo personas que eran conscientes del peligroso debilitamiento de los muros, pero llevados por sus intereses creyeron que no merecía la pena repararlos», agregó.

El director de MAL, Zoltán Bakonyi, ha sido detenido de forma cautelar durante 72 horas por las acusaciones de crear un peligro público y ser responsable de la muerte de varias personas, así como de incontables daños naturales.

Bakonyi ha sido detenido por agentes de la Oficina Central de Investigaciones, que posteriormente lo han interrogado.

Las autoridades dan por segura una segunda riada, aunque el «barro rojo» que queda en la represa es menos líquido y su movilidad sería sólo de unos 1.000 metros, mucho menor que el derrame de hace una semana, que ha contaminado con metales pesados unos 40 kilómetros cuadrados.

De momento no se sabe a ciencia cierta cuánto aguantará el muro norte de la balsa de acumulación, que presenta importantes grietas, por lo que las autoridades consideran que una nueva fuga puede producirse en «semanas o meses».

Gracias al buen tiempo, las grietas detectadas en el muro norte no han aumentado, pero el sol está haciendo que se seque el lodo y se convierta en polvo en la región afectada.