El globo que naufragó en aguas ibicencas

Alfredo Kindelán Duany (Cuba, 1879-Madrid, 1962) es uno de los militares españoles más importantes del siglo XX. Además de ser el creador de la fuerza aérea española, participó en la guerra civil del bando de los sublevados. Era monárquico y al terminar la guerra no reconoció a Franco como su jefe sino más bien consideraba que el ya Generalísimo estaba a su mismo nivel. Tampoco hizo buenas migas con Serrano Suñer que era germanófilo, de modo que paulatinamente fue siendo apartado y finalmente pasó a la reserva en 1949, aunque en cierta forma fue rehabilitado por la dictadura en los años sesenta y finalmente aceptado en la Real Academia de la Historia, bien es verdad que no vio cumplido su sueño: una España con la Monarquía restaurada.

Ingeniero militar monárquico

Fue persona muy aventurera y preparada, era ingeniero militar. Comenzó interesándose mucho por los globos aerostáticos desde 1901, cuando inició su colaboración con el general Pedro Vives que lo incorporó al parque aerostático y le animó a participar en concursos de dirigibles. Aquel año Alfonso XIII visitó el parque y felicitó al entonces teniente Kindelán, sin duda eso influyó mucho en su adscripción monárquica que con el paso de los años se fue acrecentando. Por ejemplo, en 1905 el rey inauguró el aero-club de Madrid y en el acto se ofreció un espectáculo de globos aerostáticos, uno de ellos, el denominado Vencejo, lo llevaba Kindelán que iba acompañado del marqués de la Rodriga. Ese mismo año, Alfonso XIII acompañó a Kindelán en una de sus ascensiones: el globo salió del parque aerostático de Madrid que estaba en la calle del Gasómetro. Ambos, el monarca y el ya capitán, aterrizaron en Fontanar (Guadalajara). En 1906, Kindelán ya formaba parte de la comisión para elaborar el mapa geológico de España, de modo que siendo aún muy joven ya pintaba lo suyo, por si fuera poco en aquel año inventó un globo dirigible automóvil para uso militar…

El 24 de julio de 1907 desde Valencia, el joven oficial participó en un concurso con el globo María Teresa, pero una tempestad lo arrastró, primero hacia el cabo de Cullera donde un mercante, el Goya, avistó a Kindelán y su aerostato a la deriva pero no pudo ayudarle por la fuerza del viento, los tripulantes del barco pensaban que el globo «llevaba rumbo hacia las Baleares» y así era: tras varias peripecias y siempre intentando Kindelán salvar el globo, al final el teniente acabó en aguas ibicencas de donde fue rescatado por el vapor inglés y carguero West Point dos días más tarde. En total, Kindelán estuvo perdido veintidós horas entre Valencia e Ibiza…

La epopeya kindelaniana era seguida por toda la prensa. Al no llevar palomas mensajeras el militar no pudo comunicarse con nadie y creo un estado de ansiedad nacional: ¿estaba vivo o muerto, o perdido? Todo el mundo estaba pendiente de la suerte del ingeniero. El periódico El Heraldo de Madrid señalaba que los pronósticos para encontrarlo eran pesimistas, pese a que tenía mucha experiencia y las había pasado canutas para cruzar en uno de sus trayectos, y en muy malas condiciones atmosféricas, el canal de la Mancha. El Imparcial puso el siguiente titular «Un globo perdido en el mar». Por fin el 27 de julio de 1907, el periódico La Correspondencia Militar publicaba a toda página y con un gran titular que «El capitán Kindelán se había salvado junto a las aguas de Ibiza». Desde ese momento, el futuro general se convirtió en un héroe, mayormente por el tiempo que pasó a la deriva intentando sobrevivir. La noticia corrió como la pólvora en toda la prensa española e incluso se recogió en el periódico mexicano Tiempo Ilustrado y en muchos rotativos americanos.

Kindelán se tuvo que ocupar de Ibiza…

¿Cuántas veces, siendo ya capitán general de Baleares, en Palma recordaría Kindelán, en su despacho del palacio de la Almudaina, su epopeya en aguas ibicencas? Por decreto de 16 de agosto de 1939 firmado en Burgos por Franco y por el general Varela, Kindelán es mandado a la jefatura de la región militar de Baleares. Estaba claro que Franco quería tenerlo lo más lejos posible y como el dictador conocía muy bien las Baleares, dado que había sido comandante de ellas en 1933, mandó a las Islas a Kindelán que se dedicó sobre todo a reforzar las defensas aéreas especialmente con la segunda guerra mundial en medio.

Rafael Rodrigo Fernández ha estudiado la importancia geoestratégica del área balear. Kindelán trabajó en cómo usar las islas de base aérea desde un triángulo formado por Mahón y los cabos de San Antonio y Creus, estaba en Ibiza entonces el regimiento número 61 que se mantuvo y reforzó algo. Kindelán comprobó una posible eficacia del grupo antiaéreo ibicenco que contaba con tres baterías vickers y una batería de 76,4 mm. Desde ese momento comenzó a pensar con artillar mejor las Pitiusas que consideró estaban pésimamente equipadas y mucho peor que la de Mahón y, por supuesto que Mallorca. Por otra parte, las baterías no eran efectivas para los navíos de la época, estaban anticuadas. La solución de quien creó la aviación militar española fue instalar un par de baterías de costa y la construcción de abrigos blindados, con lo que Ibiza estaba algo mejor defendida.