Varios trabajadores cortan la vía de acceso a la refinería de Donges para cortar el abastecimiento de carburante. | STEPHANE MAHE

Los estudiantes franceses han tomado el relevo de los sindicatos y mediante huelgas y manifestaciones mantienen la protesta contra el retraso de la jubilación preconizado por Nicolas Sarkozy, mientras que los paros en las refinerías amenazan con una penuria energética de condiciones imprevisibles.

Varios centenares de gasolineras tuvieron que cerrar por falta de combustible y los aeropuertos dejaron de recibir el queroseno que precisan los aviones, según los datos oficiales.

Una situación que todavía no es dramática porque las reservas permiten seguir funcionando a la maquinaria productiva, pero que puede serlo en breve si se mantiene, como ayer, el bloqueo de las doce refinerías del país, de las que a última hora del día no salía ni una gota de combustible.

El Gobierno francés envió fuerzas policiales para desbloquear cuatro depósitos tomados por los trabajadores, pero la apertura fue temporal antes de que los sindicalistas volvieran a cerrar el grifo.

Aeropuertos y gasolineras

En los aeropuertos viven de lo que tienen acumulado y las gasolineras comienzan a sentir la penuria, aunque nadie precisa cuánto tiempo pueden aguantar en esta situación.

Desde el Gobierno se multiplican los llamamientos a la calma, sabedor de que el pánico de los consumidores puede llevarlos a acumular combustibles, lo que agravaría la carestía en los centros de aprovisionamiento.

Pero en el horizonte se vislumbra ya el fantasma de 1995, cuando una protesta similar, también contra la reforma de las pensiones, paralizó el país durante varios días y obligó a recular al Gobierno del entonces primer ministro Alain Juppé.

Las refinerías han tomado el relevo de los trenes como punta de lanza de los paros indefinidos, mientras que los estudiantes se encargan de mantener viva la protesta en las calles.

En cualquier caso, 150 jóvenes fueron arrestados en las manifestaciones, aunque el ministerio se cuidó de precisar que se trataba de vándalos que aprovecharon las concentraciones para utilizar la violencia.