El Instituto Cervantes ha digitalizado los originales, casi todos mecanoscritos, algunos con notas manuscritas, de las cartas que recibió Cela de Cernuda, María Zambrano, Alberti, Sender... y Jorge Guillén. Casi todas van dirigidas al domicilio palmesano del futuro Nobel, calle José Villalonga (El Terreno).

La carta más delirante y divertida de la correspondencia de Cela no fue recibida por el autor de La colmena, sino fue devuelta por Correos a su emisor, Jorge Guillén, que pilló un buen rebote y escribió, en 1964 y desde Santiago de Compostela, la siguiente epístola al administrador de Correos de Palma: «Muy señor mío: Esa Administración me ha devuelto una carta dirigida al señor Cela, escritor tan importante y conocido que bien puede ser llamado célebre. A la dirección escrita en el sobre le faltaba un elemento indispensable. El señor Cela vive en ‘José Villalonga 87’ no en ‘Villalonga 87’. A pesar de todo se me ha devuelto el sobre: ‘desconocido a estas señas’ ¿Increíble, verdad?».

En esta correspondencia celiana con los más importantes escritores del exilio, y en lo visual, destacan los dibujos que Rafael Alberti incluía en sus misivas romanas. Con el tiempo, Cela fue nombrado Cartero Honorario y para enviarle una carta desde cualquier punto del mundo bastaba con poner en el sobre «Camilo José Cela, Palma de Mallorca». El nombramiento incluía uso de matasellos propio y poder enviar el correo franco de porte (sin sellos) más la posibilidad de usar el uniforme de cartero. En los años setenta los carteros de toda España mandaron cartas a Cela con los refranes y dictados tópicos de sus pueblos, con lo que don Camilo reunió un ingente material de etnografía popular. De modo que Correos devolvió con creces a nuestro Nobel el error de aquella carta de Jorge Guillén.