Laia Tauste y su madre, Carme, con dos curiosos abanicos de obra del artista. | Irene G.Ruiz

Pepe Tauste falleció el pasado 4 de agosto en Eivissa víctima del cáncer. Una gran perdida para la cultura de la isla, pues el artista granadino era un creador entusiasta, múltiple y generoso que se apuntaba a las más dispares iniciativas culturales, siempre con buen humor y ganas de ayudar a los demás.
Su hija Laia y su viuda Carme son las herederas de su rico y variado legado creativo; empeñadas en que su rica herencia artística sea reconocida como merece. «Hemos estado pensando dónde hay obra suya, quien la tiene; organizando el plan de trabajo. Queremos clasificar y documentar toda su obra, la que tenemos nosotras y la que no; la que está vendida o el regaló a alguien. Localizarla por si se quiere hacer una exposición para saben quién tiene qué y de qué podemos disponer», explicó Laia Tauste a este periódico.
La intención de madre e hija «es organizar todo y meterlo junto en un almacén en condiciones, que ya lo tenemos, pero hay que adecuarlo a tal efecto. Entonces será el momento de clasificar bien todo el material y vaciar su estudio». Ubicado en el domicilio familiar de Vila, donde no sólo ocupa el taller propiamente dicho, sino que se expande por todos los rincones de la casa. Allá dónde mires, encuentras una de sus ágiles y divertidas esculturas, un montaje cinematográfico, un 'collage', una singular ocurrencia creativa de las suyas.
«Tocaba todos los palos»
Más conocidos unos que otros, la verdad es que la creatividad de Tauste era de lo más plural. «Tocaba todos los palos. Lo más conocidos pueden ser sus montajes tridimensionales y las esculturas de alambre y de madera. Pero tenemos dibujos, ilustraciones, vídeo-arte de las 'performances' que se hacían en las exposiciones, láminas de todo tipo, que tanto servían para una exposición como para ilustrar algo o decorar no sé qué», enumeró su hija.
Pero hay más: «También fotografías, pues empezó siendo fotógrafo; cortometrajes, álbumes con fotografías, dibujitos y cosas; libros de artista; muñequitos sobre personajes de la isla, que presentó en una exposición en los 80. Hace poco encontré un álbum de relatos, algún guión de cortometrajes, cómics dibujados por él...».
Aunque su legado no acaba hay: «Aparte están sus colecciones, de carteles de cine, de etiquetas de publicidad, antigua, de chapas... Era un coleccionista nato, lo coleccionaba todo», aseguró Laia Tauste, ante el asentimiento de su madre. «La gente sabía que hacía muchas cosas, pero nosotras sabemos que hacía muchas más. Por eso nos lo tomamos con calma, porque el día en que nos pongamos, será un trabajo que nos llevará tiempo», concluyó la hija, restauradora especializada en arqueología.