El líder del PP, Mariano Rajoy, denunció ayer que «insultar a España o a su Gobierno» le salga «gratis» a Venezuela, mientras el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, le pidió una posición «constructiva» en un «tema de Estado» como éste y se ofreció a compartir información sobre este asunto con el principal partido de la oposición.
En la sesión de control al Gobierno en el Congreso, Rajoy planteó ayer una serie de peticiones al Ejecutivo en relación a la política exterior hacia Cuba y Venezuela.
Reiteró su petición de que el Gobierno convoque al embajador de Venezuela en España para «expresar» la «más enérgica protesta» y entregarle una nota verbal para que «quede constancia por escrito, porque si no, se puede transmitir la sensación de que insultar a España o a su Gobierno es gratis».
Reclamó también de nuevo la necesidad de que el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Àngel Moratinos, comparezca en el Parlamento para dar explicaciones sobre la «reacción inadmisible» del Ejecutivo de Hugo Chávez tras conocer el auto del juez Eloy Velasco que denuncia una presunta colaboración gubernamental venezolana con ETA y las FARC.
Asimismo, pidió a Zapatero que permita a los disidentes cubanos asistir a la celebración de la Fiesta Nacional en la Embajada española en Cuba y que favorezca que la Cruz Roja Internacional visite las cárceles de la isla.
Las relaciones con Cuba y Venezuela han motivado que Rajoy y el presidente del Gobierno debatieran sobre la política exterior española, que en el caso de la isla caribeña tiene como objetivo «ser útiles en la defensa de los derechos humanos» y en la libertad de los presos políticos, afirmó el jefe del Ejecutivo.
Para Zapatero, esta política ha conseguido ya «algún logro», lo que no quita que el Gobierno siga trabajando «en favor de esos presos y de algunas personas que están en huelga de hambre», como el periodista Guillermo Fariñas.
Todo ello es «una prioridad absoluta» para el Gobierno, y el presidente pidió a Rajoy que apoye este empeño.