Josep Maria Pou, en su personaje del profesor «singular, anárquico y excéntrico» que representa en 'Els nois d'història', hoy en Can Ventosa.

Can Ventosa acogerá a las 21,30 horas de hoy viernes la representación de Els nois d'història, de Alan Bennet, dirigida y protagonizada por Josep Maria Pou. Un trabajo coral que completan Josep Minguel, Maife Gil, Jordi Andújar, Albert Carbó, Javier Beltran, Oriol Casals, Alberto Díaz, Xavi Francès, Llorenç González, Juan Vázquez y Ferran Vilajosana. Representación que en Eivissa no será una más: «Será nuestra última vez en catalán, así que tendrá un significado especial para toda la compañía», precisó ayer Pou a este periódico.

-¿Le gusta buscar nuevas obras fuera de España?
-Sí, soy aficionado al teatro inglés y norteamericano, sobre todo, que es el que sigue cultivando el de los grandes autores con historias interesantes; mientras que en otros países, como Alemania, se potencia más el teatro del director estrella. Estoy al corriente de lo que se hace en Londres y siempre que el trabajo me lo permite hago escapadas para ver funciones que me huelen bien, que despiertan mi interés pensando en la posibilidad de representarlas aquí.

-¿Qué es lo que más le enganchó de The History Boys?
-Se estrenó hace cinco años; y me olía muy bien, pues tocaba un tema que se ha hecho poco en teatro e interesa mucho a la sociedad, los métodos de enseñanza. Y aparte de la temática en sí, tenía una construcción dramática muy atractiva, de primera.

-Y con muchos personajes
-Sí, nada menos que 12 actores. Es un espectáculo total, algo nada habitual en España para una compañía privada. Y, realmente, los protagonistas son ocho chavales jóvenes que están descubriendo el mundo, más los profesores que les rodean y ayudan a ello.

-¿Destacaría alguna característica dominante en la obra?
-Que es una historia contada con muchísimo humor. Alan Bennett es uno de los grandes autores dramáticos ingleses, pero con un enorme sentido de lo que llaman 'humor británico'.

-No parece que sea muy conocido aún en España
-No, esta es la primera obra suya que se representa en nuestro país; y no sé por qué, pues tiene una extraordinaria producción y con grandes éxitos en el mundo entero. Es ya mayor, tendrá ahora cerca de los 80 años, me parece.

-¿Beneficia a The History Boys que recuerde a la película El club de los poetas muertos?
-Es una referencia que todo el mundo tiene en mente, pues en la obra hay un grupo de alumnos en una relación muy especial con un profesor un tanto singular (Héctor, mi personaje), bastante anárquico y excéntrico, que prefiere seguir sus propios métodos de enseñanza antes que ajustarse a los planes de estudios, pues cree que su obligación es formar seres humanos, antes que números uno de las listas.

-¿Qué diferencias señalaría respecto a esa película?
-Hay grandísimas diferencias. Lo que en la película eran tonos románticos y hasta cursis, así como una exaltación de la libertad, aquí (que empieza más o menos así) la obra adquiere tintes muchos más oscuros y dramáticos.

-¿Cambia el registro, pues?
-Como en todo autor inteligente que se precie, los personajes de Alan Bennett no son todo lo buenos o malos que parecen de entrada, sino que tienen claroscuros. Así, esa relación de los alumnos con el profesor 'ideal', de repente revela cosas sobre él que hacen que la función adquiera tintes críticos y dramáticos que nos cuestionan muchísimas cosas.

-¿Le queda todavía mucha cuerda a la gira?
-Pues no, prácticamente terminamos en Eivissa. Bueno, será nuestra última representación en catalán, así que tendrá un significado especial para toda la compañía. Luego nos quedarán solamente tres semanas en los teatros del Canal de Madrid.

-¿Cuándo y dónde estrenó este montaje de la obra?
-El 24 de septiembre de 2008, inaugurando un nuevo teatro en Barcelona, el Teatro Goya, que yo dirijo. Estuvo seis meses en cartel con cien por cien de ocupación; y, prácticamente, se cumple ahora un año de gira, indistintamente en catalán y en castellano.

-Por lo que se lee por ahí, parece que no para de trabajar.
-Bueno, no es que quiera acaparar, es un problema de vocación. Soy incapaz de decir que no cuando me ofrecen cosas que me apetecen y que son muy buenas.