Un joven de 20 años admitió haber violado a su sobrino de seis años en la casa en la que ambos residían en el poblado de Son Banya de Palma. El acusado se enfrenta a una petición de cárcel de 12 años por parte de la acusación particular y de 9 por Fiscalía. En el juicio, celebrado ayer en la Audiencia Provincial de Palma, su defensa mantiene la petición de absolución, dado que discute si los hechos se produjeron cuando el procesado era menor de edad.

Según las acusaciones, entre marzo de 2007 y principios de 2008, es decir, cuando el acusado había cumplido ya los 18 años, llevó al menor al cuarto de baño de la vivienda en varias ocasiones y, allí, abusaba de él, llegando a violarle. En su declaración, el acusado, aparentemente ido, reiteró que no sabía qué había pasado. Tras varias respuestas iguales: «es que realmente no lo sé», admitió por gestos que en una ocasión violó al niño.

Mayoría de edad

El debate del juicio se centra en cuándo ocurrieron los hechos. Las acusaciones los sitúan cuando el acusado tenía más de 18 años, dado que, según el menor los hechos se produjeron cuando otro niño que vivía en la casa fue acogido por el Institut d'Afers Socials del Consell de Nallorca porque había sido víctima también de abusos sexuales. En este caso, también recayeron sospechas sobre el acusado. Sin embargo, la causa terminó archivada.

La defensa esgrime otro argumento para aminorar la responsabilidad del acusado. Un informe forense acredita que sufre un retraso mental «muy ligero, entre leve y la normalidad». Los psicólogos que le examinaron concluyen que es capaz de comprender sus actos, si bien el ambiente familiar desestructurado en el que el acusado ha crecido en el poblado de Son Banya puede haber influido en su comportamiento. Por este motivo, de forma alternativa, la defensa solicitó que el procesado cumpliera la condena en un centro especializado.

Por su parte, los psicólogos del Consell que tratan al menor señalan que, a raíz de la violación, el menor ha sufrido múltiples secuelas psíquicas, dado que en la agresión, según los técnicos, se empleó una gran fuerza física: «Se siente muy desarraigado y le preocupa que nadie la vaya a querer cuando se sepa lo que le ocurrió».

Los peritos que le examinaron creen que las secuelas y el comportamiento del niño, «hipersexualizado», revelan que la situación de abusos se produjo de forma reiterada, no en una única ocasión. El menor, cuyos dos padres han fallecido, se encuentra en un centro de acogida donde recibe asistencia psicológica.

Agresión

Durante el juicio se produjo un momento de tensión, justo después de la declaración del menor. El niño ratificó los abusos a través de una conferencia. Hasta ese momento, el hermano del acusado le había acompañado y había sido reprendido por el Tribunal por su comportamiento. Sin embargo, al oír al menor, el hermano perdió los nervios y, cuando el acusado salía de la sala se lanzó a por él, le agarró por la camiseta y le empujó contra una balaustrada: «¡Te voy a tirar!», gritó. La policía desalojó al hermano del edificio.