La oficina de Correos, años atrás.

El cierre de la oficina de Correos situada en el Pilar de la Mola, que se hizo efectivo el pasado martes primero de junio, ha sorprendido e indignado por igual tanto a los residentes de la Mola como al personal de Correos ya que se hizo mediante el envío de un e-mail el lunes 31 de mayo indicando que a partir del día siguiente la oficina dejaba de funcionar como tal.
La orden venía, decían, de Palma, pero parece ser que procedía de Madrid, y como decía un residente de la Mola de toda la vida «en pleno siglo XXI hemos vuelto setenta años atrás».
Con la desaparición de esta oficina se pierde algo más que un servicio prestado por el Estado, se pierde una institución y una manera de convivencia. La primera oficina rural de la Mola, explicaba Catalina Verdera, que fue la titular del servicio entre 1976 y 2003, estuvo a las afueras del Pilar «en la primera casa que hay a la derecha según se sale de la Mola», apuntaba su hijo, y posteriormente se instaló en Can Blaiet punto de encuentro de los formenterenses y de los visitantes durante décadas. Unos le llamaban Correos, otros 'Can Blaiet' y los más precisos mencionaban 'Correos de Can Blaiet' aunque otros no dudaban en llamar al bar-taberna 'Casa Catalina'.

Foco de vida
El local era una institución social, punto ineludible de reunión en el que no existían horarios para el correo, mientras el bar estaba abierto siempre era posible recoger las cartas, no muchas claro, hace unas décadas, pero no obstante era, como la iglesia al otro lado de la carretera, un foco sustancial de la vida de ese núcleo urbano. «Si no fuera por el bar no habría podido mantener a la familia cuando su marido, Josep Riera, titular de la oficina rural desde el 71, falleció en diciembre del 74», recuerda Catalarina,quien asegura que algo similar pasaba en Santa Agnès, donde bar y correos iban unidos de forma total. «Con el correo jamás me hubiera podido ganar la vida, tenía tres pequeños y había que sacarlos adelante».
Este rotativo dedicaba a Catalina Verdera una página el 1 de octubre de 1999 con motivo de haber sido premiada por la Cámara de Comercio de Balears, «uno de los tres premios que me han dado por mi trabajo» explicaba una dolorida Catalina que no ocultaba su tristeza por el fin de un servicio que tanto hizo por los ciudadanos de la Mola.

«Correos nunca pagó nada»
«Y eso que Correos no tuvo que pagar nunca por la cartería, jamás pagó nada, por la casa que había en la curva, por el primer Can Blaiet ni por el actual, ni el agua, ni la luz ni nada de nada, siempre fue una aportación de los carteros rurales del momento y en cambio en otros sitios pagaban el alquiler y no era poco dinero como en Sant Ferran».

Una tradición familiar
Catalina Verdera recuerda que el primero en ejercer de cartero rural en la Mola fue Pep Ferrer, después su hermano Xumeu Ferrer, a continuación Pepa Ferre esposa del primero y a continuación José Riera, Pepe den Blaiet, su marido. A su muerte fue Catalina la que cogió las riendas del servicio que a su jubilación pasó a manos de su hijo Juan Antonio. Claro está que sus hijos mayores también han conocido el negocio; el mayor Bartolo tuvo un contrato temporal en el 84 y Pepe está en Correos desde hace más de 30 años afirmaba ayer. A partir del pasado día uno y tras petición de traslado, el trabajo en Correos que desarrollaba en Sant Francesc lo llevará a cabo en la Mola como cartero rural. En la actualidad el censo de población de el Pilar de la Mola, que incluye a es Caló, ronda la 800 personas que a partir de ahora se van a encontrar si un servicio básico y, lo peor como afirman algunos vecinos, «podían haber avisado con tiempo». Los usuarios de este servicio creen indignante la situación: «A esto paso vamos a las cavernas».

El Consell exige su reapertura
El Consell de Formentera mostró aer su «disconformidad» con el cierre de esta oficina y exige su «inmediata» reapertura. La institución recuerda en una nota de prensa que es un servicio «de hace muchos años, que siempre ha sido agradecido por los vecinos de este lugar y que tiene la particularidad de estar mucho alejado de los principales núcleos de la isla». El Consell cree que es «intolerable» que la gente de la Mola esté obligada a ir hasta los pueblos inmediatos para poder recibir y enviar su correo y asegura que realiza «las gestiones oportunas» para restablecer este servicio.