Además de dar de comer a los peces, los niños jugaron a identificar las distintas especies. | Irene G.Ruiz

Quien ha visto un pez rojo?», les decía Pablo Valdés, biólogo del Centre de Recuperació d'Espècies Mariness, CREM, en el interior de sa Cova de ses Llagostes. «!Yo, yo, yo¡», gritaban los pequeños, de entre 2 y 5 años, que antes de localizarlo ya aseguraban haberlo visto. «Se trata de un pez roncador», aclaraba Valdés. Los pequeños se mostraban sorprendidos cuando Valdés les arrojaba trozos de pan y éstos se lanzaban a por ellos. «Son muy voraces», comentaba el monitor. «¿Quién de vosotros come pescado?», les decía Valdés. Muchos levantaron tímidamente el dedo sin entender muy bien la pregunta. Mientras, varios niños se distraían mirando una gran tortuga boba que se encontraba al otro lado de la pasarela. «Ese pez gris es una dorada y ese otro, es una lubina. Además, se comen», explicaba el experto. Los niños no parecían ver similitudes entre el pescado que habían comido en alguna ocasión a regañadientes y aquel que no dejaba de nadar a gran velocidad.

«La visita al acuario de Cap Blanc es una de las salidas que hacemos en los últimos días de clase. Ahora vamos a Cala Bassa», comentaba una de las profesoras que aguardaba a la entrada con el resto de los escolares. Por grupos, los 70 estudiantes, acompañados de maestras y también por una treintena de padres, fueron entrando para visitar sa Cova de ses Llagostes.

Uno de los momentos más divertidos tuvo lugar cuando los niños tuvieron que localizar algunos de los tiburones que se encuentran en el acuario. Una vez encontrados, todavía tuvieron tiempo de reconocer otras especies. «Yo he visto una Manta», gritaba ilusionada una niña.