Tras prestar declaración los cuatro acusados fue el turno de que intervinieran los afectados. Uno de ellos, propietario de una de las fincas y de los primeros en denunciar la situación, aseguró en el juicio que «[desde la empresa] nos ofrecieron darnos agua a cambio de no denunciar la situación aunque, al principio, aseguraban que no era culpa de ellos».
Durante el juicio se había interrogado a los tres acusados relacionados con Hidrotechnik sobre si habían tenido conocimiento, en 2001, de que dos coches y una motocicleta hubieran tenido problemas porque el combustible contuviera agua, lo que les provocó averías. Este testigo reconoció que «antes de que pasara todo esto había oído que en 2001 había filtraciones [al sacar los depósitos se observó que los tanques estaban sobre una lámina de 80 centímetros de agua], pero no puedo decir que fuera cierto o no porque a mí no me pasó nada».
«Dos centímetros de aceite»
Este afectado llegó a decir que en su acuífero, «ahora mismo hay dos centímetros de aceite todavía», algo en lo que coincidieron varios perjudicados. Uno de ellos, incluso, llegó a declarar que su agua salía roja. «He traído un bote con una muestra. Se lo han quedado en el control de abajo, pero si usted quiere se puede traer», aclaró a la juez, que no aceptó el ofrecimiento. Este líquido sería «un disolvente» usado en la limpieza de los pozos, apuntó el testigo.
Por contra, algunos de los testigos que comparecieron ayer reconocieron que sus pozos ya habían sido restaurados completamente y los podían volver a utilizar.
Las intervenciones de los afectados fueron bastante breves en general. Lo justo para confirmar su identidad, que habían sido perjudicados, y declarar si habían mantenido alguna actividad económica que hubiera sido afectada por el vertido.
La mayoría de ellos reconocieron que lo que plantaban era para consumo propio, aunque uno de ellos apuntó que el vertido le obligó a cancelar un proyecto de agricultura ecológica, mientras que otro reclamaba al haber tenido que cerrar el pozo con el que se dedicaba a la venta de agua.
A casi todos ellos se les pregu´ntó también por el motivo por el que no habían instalado un sistema de filtrado del agua por ósmosis inversa. Casi todos contestaron que por el elevado coste del mecanismo (unos 43.000 euros), aunque alguno de ellos destacó que tampoco se les habían dado garantías de que este procedimiento permitiera obtener agua completamente limpia.