El público mira atento a la representación de la purificación del cadáver mientras Carmen, la narradora, explica los detalles.

La historia se remonta al siglo V a.C. La muerte de un fenicio suponía todo un ritual antes de dejarle descansar en el hipogeo. La purificación era fundamental, ya que si se realizaba correctamente, el fallecido volvía a nacer.

Esta y otras muchas historias se relataron ayer en la necrópolis de Puig des Molins, durante la primera de las visitas teatralizadas que se realizarán durante el verano.

Carmen, la narradora, explicaba cronológicamente como se supone que acontecieron los hechos delante de un numeroso público que escuchaba atento.

La importancia de los hipogeos, su construcción o la riqueza de esta montaña ibicenca sirvieron para introducir el tema, antes de entrar en la historia.

Durante el primero de los actos, la muerte de un fenicio, un sacerdote, la familia del difunto y las plañideras entraron en acción, teatralizando la escena. Tal y como explicaba Carmen, era muy importante enterrar al fallecido junto con un número de objetos como un huevo de avestruz, un espejo, una navaja de afeitar o comida, imprescindibles para el viaje a emprender.

Continuando con la narración, los espectadores asistieron a un asesinato, esta vez el de un romano. En aquella época, se trataba de asesinatos por la posesión de las tierras, como comentaba la narradora.

En casos así, el cadáver también pasaba por un ritual antes de ser enterrado. La familia de la víctima lo afeitaba y lo cubría de ropas para velarlo durante 7 días.

Finalmente, se le enterraba en los mismos hipogeos que se utilizaban siglos atrás, con un banquete posterior.

Y así pasó el recorrido por la montaña, cuento tras cuento, acercando un poco más la historia de la isla a los que viven en ella.