Maniatado boca abajo en una cama, después de ser arrastrado inmisericordemente por las escaleras que llevaban a su dormitorio mientras una chaqueta ocultaba su cara sin dejarle respirar y un cuchillo le pinchaba en la punta del estómago.

Así, según su relato, acabó el vecino de la calle Pare Antoni Guasch, en una vivienda de e s Viver próxima al cementerio de ses Figuertes, que fue víctima de un asalto en su casa el pasado mes de marzo por dos individuos mientras que un tercero supuestamente esperaba en el exterior. Los ladrones, uno de ellos antiguo amigo de la familia y conocido desde pequeño, tampoco se apiadaron de su enfermedad en una pierna, pisada después de que les mencionara su dolencia durante su tortura. Y durante todo ese tiempo, rogando que acabaran ya con su vida, tuvo que soportar la amenaza de que matarían a su mujer si no confesaba dónde estaba el dinero.

Pesadilla

«Fue una desesperación y una pesadilla muy grande. La caja fuerte nunca la usamos y en la cartera no tenía ni 20 euros. Abrí la puerta sin dudar creyendo que era mis esposa. Fue muy violento. Era como en una película, cuando a uno le meten la cabeza y se la sacan del agua. Oía una voz familiar y me ahogaba. Les pedí por favor que me mataran», explicó la víctima de este robo. Los dos supuestos autores de este robo, dos toxicómanos de larga duración, fueron juzgados ayer junto con un tercer hombre, quien negó estar fuera esperándoles y comunicándose con ellos por teléfono. Los dos anteriores, sin embargo, sí reconocieron haber perpetrado el asalto, pero minimizaron lo ocurrido. El fiscal pidió para ellos una pena que ronda los cinco años de prisión.

Una cuarta persona se sentó junto a ellos en el banquillos para enfrentarse a 15 meses de cárcel por supuestamente vender las joyas botín del robo.

Los ladrones, tras exigir 6.000 euros y no obtenerlos, huyeron con una bolsa repleta de joyas al escuchar la puerta. La mujer reconoció al hijo de unos amigos de ses Figueretes. En su huida se dejaron una chaqueta, un cuchillo y unas tijeras, así como otro bolsa con herramientas. «Nunca quisimos que fuera un robo con violencia. Creíamos que no había nadie», dijeron los principales acusados.

La mascota de la casa ladró y fue muerta

«La perrita, una pomerania, estaba cubierta de sangre», explicó uno de los afectados. Los ladrones mataron a la mascota de la casa cuando ésta ladró. «Sólo quise darle una patada para que entrara en una habitación», explicó el ladrón que la golpeo.