A.C.B. fue conducido ayer por la mañana a los juzgados desde la prisión de Eivissa, donde está recluido.

A.C.B., un hombre que se encuentra en la prisión de Eivissa por vulnerar una orden judicial de alejamiento respecto de su ex pareja, se sentó de nuevo ayer en el banquillo de los acusados por el mismo motivo, es decir, por presunto quebrantamiento de condena.

Tras escuchar los relatos de las partes ante la juez del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, Martina Rodríguez, el representante del Ministerio Público mantuvo la petición de un año de prisión para el acusado. El caso quedó visto para sentencia y A.C.B. regresó al Centro Penitenciario de Eivissa.

Esta vez, la tercera, el acusado acabó ante la juez por, supuestamente, acudir en busca de su ex pareja a la oficina de Correos, al supermercado SYP de la carretera de Santa Eulària y por llamarla por teléfono, todo ello vulnerando la orden de alejamiento y la prohibición de incomunicación.

Recientemente, la juez dictó una pena de nueve meses de prisión contra este hombre por los mismos motivos. Aquel juicio se celebró el 21 de diciembre y, gracias a las declaraciones del acusado y de su presunta víctima, se supo que A.C.B. se separó de su ex pareja a raíz de una denuncia de ésta por supuesto abuso deshonesto sobre la hija de ella.

En la vista, según declaró la mujer, él la estaba esperando en la esquina de un bar por la que ella acostumbra a pasar.

Acuerdo privado

También aseguró la denunciante que acostumbra a llamarla por teléfono desde números ocultos y que, en la casa de ella, dejó un jarrón con un escrito enrollado: «Eras tan feliz. ¿Eres feliz ahora? Puedes de nuevo ser feliz. Felicidades».

La defensa, por su parte, pidió la libre absolución, pues negó que estuviera en la puerta del bar esperando a la mujer y que fuera él quien depositara el jarrón con el mensaje.

A raíz de la decisión de separarse, ambos firmaron un acuerdo privado mediante el cual, tras 18 años como pareja, acordaban una seperación mediante la cual él recibía un pago de 30.000 euros y 1.100 más al mes y se comprometía a no pedir más dinero. Sin embargo, según la acusación y a raíz de lo ocurrido, parece evidente que él nunca aceptó la separación.