Afiliados y simpatizantes de CCOO y UGT realizaron a primera hora de la mañana de ayer una marcha por los hoteles que comenzó en Cala de Bou y acabó frente al Ayuntamiento de Sant Antoni. Al principio eran unos pocos. A mediodía, unos 250. Según avanzaban se les iban sumando huelguistas que iban engrosando el piquete. Algunos, como Diego Ruiz, secretario general de UGT en las Pitiüses; y Estefanía Caro, coordinadora territorial de CCOO, pasaron toda la noche en Sant Antoni animando a los trabajadores a que hicieran huelga.
No hubo ni un solo incidente. Absoluta corrección. Tan sólo algunas bolsas de basura tiradas por la calle Bartomeu Vicent Ramon. Sobre las dos de la mañana la policía tuvo que cortar con cizalla los candados que alguien había colocado en los carros de la basura y coches patrulla tuvieron que escoltar al único camión de limpieza de la empresa FCC que ayer operó en Sant Antoni, una localidad donde la huelga tuvo una incidencia escasa, ya fuera porque la convocatoria de los sindicatos no convenció o porque las presiones de las patronales, denunciadas tanto por Caro como por Ruiz, surtieron efecto. Dos ejemplos: ninguno de los casi 40 empleados del hotel Arenal hizo huelga y sólo uno, de casi 50, en el Fiesta Palmira. Por contra, en la puerta del hotel Bergantín, en Cala de Bou, hubo protestas de los trabajadores.

«El cabecilla»
En el primero de estos hoteles, un agente de la Guardia Civil buscó al «cabecilla» -así lo llamó- y le pidió el DNI por los «destrozos» que se pudieran ocasionar. Era Diego Ruiz, que templó gaitas entre las protestas de los huelguistas. Según CCOO y UGT, en los hoteles se amenazó a los trabajadores y no dejaron participar a los representantes sindicales en las reuniones previas a la huelga.
En cuanto a bares, cafeterías y comercio en general, la incidencia también fue escasa. La mayor parte abrieron al público y los trabajadores no sufrieron presiones, al menos que se hayan denunciado. Sin embargo, las calles estaban tan vacías que más parecía enero que finales de septiembre. En tiendas, supermercados y bares triunfó la misma estrategia: puertas abiertas y después, según se desarrollaran los acontecimientos, se actuaría en consecuencia. Pocos cerraron.
Mientras tanto, los turistas observaban entre neutrales y divertidos.

«¡A por el Eroski, que han traído gente de fuera!»
Sobre la una de la tarde, el piquete, unas 250 personas, acudió al Eroski de Vara de Rey de Sant Antoni. Fueron porque habían oído que la dirección llevó gente de fuera para poder abrir. Según los sindicatos, los responsables de los supermercados presionaron mucho a los trabajadores para que no hicieran huelga. Al acercarse el piquete, los responsables del supermercado echaron la persiana con los clientes dentro. La pitada fue monumental. Los miembros del piquete querían comprar un pieza de fruta y pagar con un billete de 500 euros falso.